Desde Revista Digital de Psicoanálisis insistimos:
Se puede estar a favor o en contra del espectáculo taurino, ahora bien, no se puede decir que éste sea un acto cultural, porque la cultura consiste precisamente en domeñar nuestras tendencias agresivas, en hacer de la agresividad algo distinto a la agresión. El derecho nace como sustitución de la fuerza bruta. Ya en la Grecia Clásica se diferenció lo guerrero de lo cultural: los espectáculos de sangre estaban prohibidos como entretenimiento, favoreciéndose la creación del deporte y las artes escénicas.
Más aun, la asistencia de un público infantil a este tipo de eventos fomenta fines contrarios a la educación, porque una de las tendencias más fuerte en todos los niños es la crueldad, que encuentra su dique en la compasión. No nacemos compasivos, nos educan.
Y como corolario sirva esta anécdota de caminante: iba un perro con su amo por una de las aceras de esta hermosa ciudad y una mujer se acercó con su hijo, de unos cinco años:
- mira hijo, ¡qué perro tan bonito!.
El niño miró al perro, miró a su madre y preguntó:
- ¿lo puedo pellizcar?