La experiencia es un relato no una vivencia, por eso que uno puede visitar el Congo leyendo a Conrad o vivir un embarazo sin estar embarazada a través del discurso de otros.
No es por vivido que sabemos sino por relatado, y además nuestro relato será uno u otro en función de quien nos escuche. Por ejemplo: si nos escucha alguien en posición celosa cualquier logro parecerá que fue otro quien lo hizo; si nos escucha alguien en posición envidiosa, nada de nuestro hacer parecerá tener brillo; si nos escucha alguien en posición rechazante cualquier decir nuestro parecerá una traición.