sábado, 29 de diciembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 281
Lo neurótico se caracteriza por la inadecuación de cualquier solución en lo real, es decir, cada vez que nos debatimos en torno a un asunto y éste parece no tener un camino posible nuestro hacer neurótico está en marcha.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
viernes, 14 de diciembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 279
El dinero es un impensable, es decir, pensar en el dinero que necesito es un acto neurótico. Lo que se debe y se puede pensar es en un proyecto que produzca el dinero necesario para pagar la vida que deseamos disfrutar.
sábado, 1 de diciembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 278
Cada vez que comparamos algo con lo anterior negamos la existencia de esa novedad; comparar es asimilar lo nuevo a lo anterior, es decir, permanecer en lo mismo.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
FÓRMULA PSÍQUICAS 277
La experiencia es un relato no una vivencia, por eso que uno puede visitar el Congo leyendo a Conrad o vivir un embarazo sin estar embarazada a través del discurso de otros.
No es por vivido que sabemos sino por relatado, y además nuestro relato será uno u otro en función de quien nos escuche. Por ejemplo: si nos escucha alguien en posición celosa cualquier logro parecerá que fue otro quien lo hizo; si nos escucha alguien en posición envidiosa, nada de nuestro hacer parecerá tener brillo; si nos escucha alguien en posición rechazante cualquier decir nuestro parecerá una traición.
No es por vivido que sabemos sino por relatado, y además nuestro relato será uno u otro en función de quien nos escuche. Por ejemplo: si nos escucha alguien en posición celosa cualquier logro parecerá que fue otro quien lo hizo; si nos escucha alguien en posición envidiosa, nada de nuestro hacer parecerá tener brillo; si nos escucha alguien en posición rechazante cualquier decir nuestro parecerá una traición.
lunes, 12 de noviembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 276
El complejo de castración nada tiene que ver, como dicen algunos incautos, siempre tan peligrosos, con una mutilación órganica sino con la aceptación, y al mismo tiempo no aceptación, del vacío, del no saber previo al acto, y luego después tampoco porque cada paso lo cambia el siguiente; aceptación, y al mismo tiempo no aceptación, de la falta de respuesta a qué es la muerte, qué es el hombre, qué es una mujer.Aceptación, y al mismo tiempo no aceptación, porque esa será la renuncia que en cada hacer habremos de forjar para poder avanzar. Aceptación y no aceptación porque en lo inconsciente todos somos inmortales.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 275
El saber no es previo al hacer ni tiene dueño; el saber se produce cada vez y en conversación con otros; el saber se produce, no preexiste, por eso cuando más creo saber es cuando más desconozco.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 274
Decir Escuela de Psicoanálisis es decir discurso psicoanalítico. Un psicoanalista es aquel que se deja trabajar por el discurso del psicoanálisis.
No hay psicoanalista sin escuela quiere decir que nadie puede trabajar para el psicoanálisis sino se deja trabajar por él.
No hay psicoanalista sin escuela quiere decir que nadie puede trabajar para el psicoanálisis sino se deja trabajar por él.
domingo, 28 de octubre de 2012
UNA VIDA POSIBLE
Lección de vida: en las horas libres, leer. En la noche, descansar. En las horas hábiles, trabajar. Y en compañía de a quien se quiere, amar.
sábado, 6 de octubre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 273
El empeño por satisfacer al otro nos aleja; el deseo siempre es deseo de otra cosa; el "no era esto lo que buscaba" mueve las velas del barco hacia horizontes nuevos. Querer satisfacer a la amada, como tantas veces pretenden los hombres, para después decir "a las mujeres no hay quien las entienda" es un modo de pensar un mundo donde sólo a mi amas, dónde la necesidad aniquila el deseo.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 272
Nada se puede explicar: cada cual tendrá que estudiar los textos y transformarse en ese hacer. Explicar es querer convencer al otro y el afán por convencer habla de nuestras propias dudas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 10 de septiembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 271
La herencia arcaica, de la que habla Freud en sus escritos, nada tiene que ver con oscuros arquetipos heredados en los genes sino con el lenguaje.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis.
viernes, 7 de septiembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 270
En relación a los espectáculos de sangre con toros:
- Ver sufrir, ver morir, en una sociedad civilizada, nunca es una fiesta.
- Matar animales para comer es necesario, lo impone la biología; matar animales por diversión es un acto de sadismo colectivo, una perversión.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
jueves, 6 de septiembre de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 269
No hay ser, ni saber previo quiere decir que basta de torturarse con cómo pudo uno hasta ahora hacer las cosas; de nuestro futuro hacer nada sabemos, y si creemos saber, ese saber no nos dejará hacer.
Se nace cada vez es precisamente eso, uno es un desconocido para él mismo cada vez.
" se me dan mal los idiomas" "yo soy de ciencias"....son falsos seres que impiden acceder a un hacer humano. Todos somos listos y todos somos tontos, las diferencias que nos determinan no son genéticas sino ideológicas.
No se trata de poder o no poder sino de empezar a hacer.
Se nace cada vez es precisamente eso, uno es un desconocido para él mismo cada vez.
" se me dan mal los idiomas" "yo soy de ciencias"....son falsos seres que impiden acceder a un hacer humano. Todos somos listos y todos somos tontos, las diferencias que nos determinan no son genéticas sino ideológicas.
No se trata de poder o no poder sino de empezar a hacer.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 268
No existe el elegir "a la vez", al mismo tiempo; la pulsión no tiene ritmo sino articulación significante.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 27 de agosto de 2012
TENDENCIAS SUICIDAS
De acuerdo con las cifras oficiales en España se suicidan de forma explícita 12 personas al día, y en el mundo una persona cada 40 segundos.
El horror de esta realidad se hace aún más feroz cuando a estos casos de suicidio declarado, añadimos la verdad de otras muertes, que lejos de ser accidentales encubren tendencias suicidas consumadas, es decir, las estadísticas sólo tienen en cuenta aquellas formas de suicidio que podemos llamar explícitas, donde la persona, en su padecimiento extremo, pone fin a su vida con un acto de violenta autoagresión; pero no tienen en cuenta esas otras formas de suicidio que permanecen soterradas bajo el disfraz de una enfermedad orgánica intempestiva o bajo el supuesto azar: accidentes de tráfico, laborales y caseros, aparentemente fortuitos.
En la actualidad, incluso el colectivo médico, en general reticente a aceptar la participación psíquica en la etiología de la morbosidad orgánica, habla de enfermedades psicosomáticas, y algunos facultativos admiten, que no sólo la presencia de procesos depresivos empeora el tratamiento y el pronóstico de cualquier enfermedad, sino que, a veces, en la base etiológica de ciertos padecimientos orgánicos, como el cancer, subyace un proceso depresivo agudo y cronificado.
La depresión es uno de los padecimientos anímicos más severos y peligrosos, sobre todo por esta elevada tendencia al suicidio; suicidio que a veces se declara abiertamente, y otras de manera lenta, paulatina, pero con la misma contundencia final.
Estar deprimido no es estar triste, como a veces se dice, pues la tristeza, más allá de su apariencia,es en realidad un estado creativo, donde nos despojamos de los falsos oropeles y aceptamos un poquito de verdad acerca de nosotros mismos, algo que el narcisismo, ese amor propio nada amoroso, nunca recibe con agrado.
Estar deprimido es un dolor sin voz, una ira desconocida que entorpece cualquier paso, una permanente muerte en casa.
La depresión, también llamada melancolía, es conocida en psicoanálisis como la enfermedad sin rostro, en tanto, puede expresarse de manera enmascarada a través de múltiples síntomas orgánicos (dolores de cabeza, cansancio generalizado, afonías, y un largo ecètera) para los que el exámen médico no encuentra causa orgánica conocida; e incluso, puede manifestarse como un estado de presumible mala suerte, donde cualquier proyecto que la persona emprende termina en fracaso.
El cuerpo y la mente no son el uno sin el otro, y su interacción sucede en ambas direcciones; de tal manera, que un desorden orgánico puede generar procesos psicólogos, sirva de ejemplo la aparición de delirios en el periodo postoperatorio a un transplante, y al mismo tiempo, un padecimiento psíquico puede resultar en un daño orgánico.
El psicoanalisis, en tanto método terapéutico, además de prevenir la aparación de trastornos somáticos severos, producidos como solución de continuidad a un sostenido sufrimiento o conflicto psíquico, es también una pieza determinante en la curación y mejor pronóstico de las enfermedades orgánicas declaradas.
Ángela Gallego. Psicóloga Psicoanalista
949.21.27.43 (Guadalajara-España)
El horror de esta realidad se hace aún más feroz cuando a estos casos de suicidio declarado, añadimos la verdad de otras muertes, que lejos de ser accidentales encubren tendencias suicidas consumadas, es decir, las estadísticas sólo tienen en cuenta aquellas formas de suicidio que podemos llamar explícitas, donde la persona, en su padecimiento extremo, pone fin a su vida con un acto de violenta autoagresión; pero no tienen en cuenta esas otras formas de suicidio que permanecen soterradas bajo el disfraz de una enfermedad orgánica intempestiva o bajo el supuesto azar: accidentes de tráfico, laborales y caseros, aparentemente fortuitos.
En la actualidad, incluso el colectivo médico, en general reticente a aceptar la participación psíquica en la etiología de la morbosidad orgánica, habla de enfermedades psicosomáticas, y algunos facultativos admiten, que no sólo la presencia de procesos depresivos empeora el tratamiento y el pronóstico de cualquier enfermedad, sino que, a veces, en la base etiológica de ciertos padecimientos orgánicos, como el cancer, subyace un proceso depresivo agudo y cronificado.
La depresión es uno de los padecimientos anímicos más severos y peligrosos, sobre todo por esta elevada tendencia al suicidio; suicidio que a veces se declara abiertamente, y otras de manera lenta, paulatina, pero con la misma contundencia final.
Estar deprimido no es estar triste, como a veces se dice, pues la tristeza, más allá de su apariencia,es en realidad un estado creativo, donde nos despojamos de los falsos oropeles y aceptamos un poquito de verdad acerca de nosotros mismos, algo que el narcisismo, ese amor propio nada amoroso, nunca recibe con agrado.
Estar deprimido es un dolor sin voz, una ira desconocida que entorpece cualquier paso, una permanente muerte en casa.
La depresión, también llamada melancolía, es conocida en psicoanálisis como la enfermedad sin rostro, en tanto, puede expresarse de manera enmascarada a través de múltiples síntomas orgánicos (dolores de cabeza, cansancio generalizado, afonías, y un largo ecètera) para los que el exámen médico no encuentra causa orgánica conocida; e incluso, puede manifestarse como un estado de presumible mala suerte, donde cualquier proyecto que la persona emprende termina en fracaso.
El cuerpo y la mente no son el uno sin el otro, y su interacción sucede en ambas direcciones; de tal manera, que un desorden orgánico puede generar procesos psicólogos, sirva de ejemplo la aparición de delirios en el periodo postoperatorio a un transplante, y al mismo tiempo, un padecimiento psíquico puede resultar en un daño orgánico.
El psicoanalisis, en tanto método terapéutico, además de prevenir la aparación de trastornos somáticos severos, producidos como solución de continuidad a un sostenido sufrimiento o conflicto psíquico, es también una pieza determinante en la curación y mejor pronóstico de las enfermedades orgánicas declaradas.
Ángela Gallego. Psicóloga Psicoanalista
949.21.27.43 (Guadalajara-España)
Etiquetas:
cancer,
depresión,
psicoanálisis,
psicoanalista,
suicidio
jueves, 23 de agosto de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 267
La vida prospera en la inestabilidad, la muerte en la estabilidad: cuanto más toleramos la incertidumbre del vivir, más y mejor vivimos. Saberse mortal es aceptar ese no saber si podré..... y seguir haciendo.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
psicoanálisis,
revista de psicoanálisis
jueves, 26 de julio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 266
El cambio es permanente: cambiamos de continuo sin darnos cuenta.
Resistirse al cambio lejos de ahuyentar la muerte la convoca: sólo lo inanimado es siempre igual a sí mismo.
Resistirse al cambio lejos de ahuyentar la muerte la convoca: sólo lo inanimado es siempre igual a sí mismo.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 16 de julio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 265
La tranquilidad es una sucesión de horas muy ocupadas.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 264
El sufrimiento nunca es educativo. Sufrir sólo sirve de alimento a nuestras tendencias masoquistas.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 15 de julio de 2012
PROCESOS PSICOLÓGICOS EN EL EMBARAZO
El embarazo es un tiempo de cambios fisiológicos, pero como nada en el humano es únicamente orgánico sino que está sobredeterminado por su psiquismo, ocurre también que a lo largo de este recorrido la mujer puede experimentar alteraciones anímicas específicas, que en mayor o menor grado, hacen presencia en su hacer diario.
Hoy vamos a estudiar los procesos psíquicos que determinan la aparición de sentimientos de muerte durante el periodo prenatal; un estado anímico más frecuente de lo que en apariencia pudiera anticiparse:
A primera vista es paradójico que en un momento cuando la vida se multiplica, aparezcan dolorosas sensaciones de pérdida, acompañadas por ideas de muerte, en relación a uno mismo o a personas queridas; ideas que, a veces, se imponen con marcada insistencia e intrusismo en el curso del pensamiento.
En principio estos sentimientos de muerte, en tanto esporádicos, son una respuesta normal a la relación intrínseca entre el nacimiento y la muerte; la reproducción es el mecanismo que utiliza la especie para perpetuarse: nos reproducimos porque somos mortales. Las células germinativas (espermatozoides y óvulos) son lo único inmortal que el soma alberga, y están destinados a la formación de otros semejantes , es decir, en términos biológicos, el individuo es apenas una carcasa portadora de la semilla que sirve a la continuación de la especie.
El embarazo, y su consiguiente anuncio de nacimiento, hace corpóreo el invisible paso del tiempo, transformando a los hijos en padres, a los hermanos en tíos, y a los padres en abuelos, o dicho en palabras del poeta : junto al gemido del niño la lengua rota del viejo.
En nuestro inconsciente todos somos inmortales, la idea de la propia muerte es un inimaginable, no hay representación posible y el aprendizaje de nuestro ser mortal no procede de ver morir a otros, ( porque ante la muerte del amado el humano creó los espíritus), sino que viene pautado por algo en apariencia lejano: nuestro desarrollo sexual.
El desarrollo sexual en el humano, a diferencia del animal no hablante, es bifásico: atraviesa un primer florecimiento en la más temprana infancia, seguido por un etapa de latencia y un segundo resurgir con la metamorfósis de la pubertad. La sexualidad humana no gira, en exclusiva, en torno a la genitalidad, como sucede con los demás animales, sino que abarca toda la esfera de nuestra personalidad y se funda sobre la represión inconsciente de determinadas tendencias pulsionales que conocemos como sexualidad infantil, y entre las cuales destacan, la negación de cualquier diferencia sexual, esto es, la creencia en un único sexo (el masculino), y la relación con una madre mítica, omnipotente y eterna que en términos psicoanalíticos se conoce como madre fálica.
Esta ilusión de completud, que es en definitiva la construcción teórica de esta madre todopoderosa, que nunca existió sino en la realidad psíquica, debe ser derrocada, (si bien permanecerá en lo inconsciente), cuando el desarrollo pulsional alcance lo que en psicoanálisis llamamos complejo de castración, que debemos pensarlo como un referente a la falta, un paso de humanización que introduce la mortalidad en el sujeto y nos transforma en seres deseantes.
Con el complejo de castración aparece el vacío y el deseo; vacío de la hoja en blanco que hace posible la escritura, vacío que permite las relaciones porque sólo cuando renuncio a tener al otro puedo relacionarme con él, vacío de no saber cuál será la decisión adecuada hasta después de haber tomado una, vacío de no saber cómo será mi hijo hasta que pueda hablar con él.
Saberse mortal no está en relación con un orden imaginario, de hecho nadie es capaz de imaginar qué es la muerte, sino con un orden simbólico, es decir, tiene que ver con una determinada forma de estar en el mundo.
A veces, se padece de dificultades para terminar cualquier proyecto, de tal forma que no se consigue capitalizar trabajo alguno porque nunca se llega a concluir, se finaliza mal o se renuncia justo antes del final; otras veces se padece de un sentimiento de propiedad con respecto a los otros, y se exige de ellos que sean de tal o cual manera, exigencias idílicas que entorpecen cualquier progreso en la relación, y anulan la presencia del otro; también puede suceder que padezcamos de no poder iniciar actividad alguna porque somos incapaces de tomar una decisión, nos quedamos atrapados en los comienzos, y cualquier cambio nos enferma; o podemos también caer en la marisma del “yo no puedo hacerlo: yo no puedo escribir, yo no puedo ganar dinero, etc”, “los otros sí pueden, pero yo no”, disfraces dolorosos para permanecer en la creencia de” a mi no me pasa como a los otros, ellos puede que mueran pero yo no”.
Todos estos padecimientos, que son tendencias en cada uno de nosotros, pueden alcanzar cuotas extremas, que impiden cualquier recorrido vital, y están en relación con la aceptación o el rechazo de nuestro ser para la muerte, que como digo, no tiene que ver con imaginarizar qué es la muerte, algo imposible, ni con pensar en la muerte, algo del orden melancólico u obsesivo, sino con la entrada en un orden simbólico, que debemos pensarlo en relación a la falta, a la pérdida de lo que nunca se tuvo, a la presencia de la frustración, porque frustrarse es en realidad perder la ilusión de que las cosas pueden hacerse sin trabajo, como sucede con la magía de los dioses inmortales. Sólo quien tolera la frustración de no escribir bien consigue algún día, después de mucho leer y mucho escribir, producir un buen escrito, sólo quien tolera la frustración de no entender a las mujeres puede disfrutar de ellas, sólo quien tolera la frustración de no saber hasta después puede dar el paso siguiente.
Saberse mortal es un pulsación inconsciente que nos lleva a la repetición de un búsqueda siempre infructuosa, búsqueda de esa inmortalidad perdida, que en verdad nunca existió; y en ese no encontrar lo que buscaba, en esa búsqueda de lo pérdido se mueve el deseo, se gana una vida.
Ahora bien, los sentimientos son una construcción significante saturada de afecto, es decir, si el afecto no se enlaza a una idea nada sabemos de él, y a menudo sucede que si bien se percibe el afecto, éste es erróneamente interpretado y su representación verdadera es reprimida; de tal forma, que podemos pensarnos tristes, y sin embargo, lo que en verdad subyace son sentimientos de rabia, por ejemplo.
Esto sucede con los sentimientos de muerte, que en realidad nunca son tales ,sino sentimientos de culpa inconsciente. Y ¿de dónde procede esta culpa que a nivel consciente se percibe como un sentimiento de angustia ante la muerte?
En psicoanálisis para hablar de determinadas funciones psíquicas hacemos uso de una construcción teórica que llamamos super-yo; el super-yo se forma por identificación con la imagen de los padres y en relación a la prohibición del incesto.
La presencia del superyo, que introduce la conciencia moral y el ideal del yo, actúa como una instancia censora, autoobervadora y punitiva, comparando al yo de continuo con aquellos ideales que lo constituyen como tal.
Estos ideales, en un principio, se forjan en relación a los padres de la infancia, quienes ante los ojos del niño aparecen adornados con las más altas virtudes, y más tarde incorporan las aportaciones de otras figuras de autoridad, como son los maestros o los personajes célebres, pero también las enseñanzas adquiridas a través de lecturas, películas, e incluso los modelos colectivos de la clase social, el país o el grupo étnico donde cada uno vive.
El Ideal del yo no sólo impone al sujeto qué debe hacer de acuerdo con sus aspiraciones morales, sino también, y sobre todo, qué no debe hacer; en palabas de Freud “ el ideal del yo engloba la suma de todas las restricciones a las que el sujeto debe plegarse”.
En consecuencia, cada vez que nos acercamos a nuestro ideal del yo sentimos contento de nosotros mismos y por el contrario, la tensión que se genera entre el yo y su ideal se manifiesta como sentimiento de culpa, que a nivel consciente puede experimentarse como sentimiento o angustia ante la muerte.
Los sentimientos de muerte se corresponden en definitiva con un sentimiento de culpabilidad inconsciente, que a su vez es en realidad la percepción de la crítica que el yo recibe de su ideal.
Ahora bien, pudiera pensarse que basta entonces con cumplir las aspiraciones del ideal para calmar la culpa, pero el psiquismo humano, como escribe Freud, “no es algo simple, sino más bien una jerarquía de instancias, una confusión de impulsos que tienden, independientemente unos de otros, a su cumplimiento”.
El superyo se forma, como hemos dicho, por identificación con los primeros objetos de amor y en relación, y esto es muy importante, a su renuncia.
La palabra identificación debemos pensarla como una incorporación de las características del objeto al yo; incorporación que puede ser correlativa, aunque no siempre ni necesariamente, a la pérdida del objeto.
La identificación es el mecanismo de formación del yo; pues el yo, lejos de ser algo propio e innato, se construye, de tal forma que podemos identificarnos a la risa alada del compañero y reirnos igual, o identificarnos a su deseo, es decir, nuestra capacidad para desear, la dirección de nuestro hacer, está sobredeterminada por una elección inconsciente de a qué o a quién me identifico.
Por eso, a la popular frase “dime con quien andas y te diré quien eres”, podríamos añadir desde el psicoanálisis “dime al deseo de quién te identificas y te diré quién eres”. Decir que no es del orden de la definición sino del hacer significante, porque sólo caminado sabemos a dónde nos dirigimos.
La génesis del superyo, que como hemos señalado hace referencia a la conciencia moral y al ideal del yo, tiene un primer movimiento lógico entre los seis y los dieciocho meses, cuando nos identificamos a la figura humana, padre o madre, porque todavía las diferencias sexuales no son significativas.
Esta identificación primordial determina también la formación de lo que Lacan llamó yo-ideal, en tanto lugar imaginario de las relaciones con los otros semejantes y sede de toda creencia respecto al otro, donde atribuyo al otro lo que me pasa a mi , pero esto lo estudiaremos con más detalle en otros textos.
La identificación primordial está pautada por el querer ser como el padre, y de manera sucesiva o simultánea coincide con el acontecimiento más importante en la formación del sujeto psíquico: el complejo de Edipo.
Esta construcción teórica, que es el complejo de Edipo, y que por cierto, tan mal entendida ha sido y es, especialmente en el mundo anglosajón, como así se muestra en películas recientes, sirva de ejemplo Hysteria, donde todavía se piensa la enfermedad mental, al igual que en tiempos prefreudianos, como una ficción que se cura follando; pues bien, el complejo de Edipo nada tiene que ver con una sexualidad adulta centrada en lo genital, sino con la represión de una sexualidad infantil que funda lo inconsciente, introduce la mortalidad y ,como tampoco es el del todo cosa de niños, no se hace plenamente significante en el sujeto hasta la metamorfosis de la pubertad.
La entrada en la cultura, que es, en definitiva, el destino del complejo de Edipo, exige del sujeto dos renuncias determinantes: por un lado, le pide que renuncie a los padres como objetos eróticos y transforme esas tendencias libidinosas en sentimientos de ternura, donde el fin sexual es inhibido; y por otro lado, le impele a sojuzgar, a domeñar, sus tendencias agresivas; hecho de capital importancia, porque esas tendencias agresivas, que reinan en todos nosotros y parte de la cuales nunca abandona al yo, son dirigidas, devueltas contra el propio sujeto y heredadas por el superyo.
El superyo o ideal del yo es, en consecuencia, el monumento conmemorativo de esas tendencias eróticas reprimidas, que se caracterizan por la búsqueda de un goce autoerótico, y, al mismo tiempo es también, el emblema de su prohibición; prohibición que lleva a cabo con toda la fuerza de los impulsos agresivos, que el hombre civilizado reprime en su interior.
Para el superyo o ideal del yo, instancia omnisapiente, pensar y hacer son lo mismo, por eso, no hay renuncia que lo calme y cuanto más renunciamos, más nos exige.
No debemos pensar al ideal del yo, como algo formado por contenidos o representaciones conscientes, nadie sabe a qué ideales está sometido hasta que comienza a hablar, nadie sabe cuál es, en verdad, su actitud frente a los blancos, los negros, los amarillos o los azules hasta que empieza a conversar. Y, luego, además, tampoco es sólo conversar, porque depende de quién nos escuche habremos dicho una cosa u otra; y como toda conversación está marcada por el deseo de cada integrante, sólo en análisis, donde el psicoanalista detiene su deseo para escuchar el nuestro, podremos hablar.
Ante el nacimiento de un hijo, tendemos a reconquistar las ilusorias exigencias de la niñez, donde el narcismo infantil nos presentaba como los mejores y únicos: “tal vez, parecemos decir, “yo no sea único, pero mi hijo desde luego lo es, por eso tendrá los mejores colegios, los mejores padres, los mejores juguetes, lo mejor de lo mejor”.
La preeminencia de sentimientos de muerte en la mujer embarazada guarda relación con esta megalomanía infantil, desplazada ahora sobre el ideal del yo, y con la crítica feroz que esta instancia hace del yo real, al compararlo con sus aspiraciones, en ocasiones, casi maníacas.
O dicho de otra forma, hay pensamientos de grandeza solitaria, cuya presencia en nosotros además ignoramos, exigencias ideales de cómo deberían ser las cosas, ambiciones sin el trabajo necesario, que sólo sirven a una autocrítica punzante al servicio del autocastigo, que entorpece cualquier crecimiento y dilapida el éxito.
Lo mejor, en tanto único, no sólo es enemigo de lo bueno, como preconiza el sabio refrán francés, sino que además es amigo de lo peor, porque la tensión de esa crítica impuesta por el ideal sobre el yo conduce a la búsqueda inconsciente de castigo para calmar la culpa.
Por otro lado, un marcado e insistente estado de ánimo pautado por ideas de muerte, culpa o ruina puede ser un indicador de patologías más severas en curso, como la melancolía (depresión) o la neurosis obsesiva.
Aprender a acordar con otros, aprender a depender de otros, da realidad a nuestros proyectos, nos hace libres, pues pone coto a la tiranía de nuestro ideal.
Ni el hombre ni la mujer pueden solos, pero el hombre y la mujer, en realidad, nunca están solos.
Hoy vamos a estudiar los procesos psíquicos que determinan la aparición de sentimientos de muerte durante el periodo prenatal; un estado anímico más frecuente de lo que en apariencia pudiera anticiparse:
A primera vista es paradójico que en un momento cuando la vida se multiplica, aparezcan dolorosas sensaciones de pérdida, acompañadas por ideas de muerte, en relación a uno mismo o a personas queridas; ideas que, a veces, se imponen con marcada insistencia e intrusismo en el curso del pensamiento.
En principio estos sentimientos de muerte, en tanto esporádicos, son una respuesta normal a la relación intrínseca entre el nacimiento y la muerte; la reproducción es el mecanismo que utiliza la especie para perpetuarse: nos reproducimos porque somos mortales. Las células germinativas (espermatozoides y óvulos) son lo único inmortal que el soma alberga, y están destinados a la formación de otros semejantes , es decir, en términos biológicos, el individuo es apenas una carcasa portadora de la semilla que sirve a la continuación de la especie.
El embarazo, y su consiguiente anuncio de nacimiento, hace corpóreo el invisible paso del tiempo, transformando a los hijos en padres, a los hermanos en tíos, y a los padres en abuelos, o dicho en palabras del poeta : junto al gemido del niño la lengua rota del viejo.
En nuestro inconsciente todos somos inmortales, la idea de la propia muerte es un inimaginable, no hay representación posible y el aprendizaje de nuestro ser mortal no procede de ver morir a otros, ( porque ante la muerte del amado el humano creó los espíritus), sino que viene pautado por algo en apariencia lejano: nuestro desarrollo sexual.
El desarrollo sexual en el humano, a diferencia del animal no hablante, es bifásico: atraviesa un primer florecimiento en la más temprana infancia, seguido por un etapa de latencia y un segundo resurgir con la metamorfósis de la pubertad. La sexualidad humana no gira, en exclusiva, en torno a la genitalidad, como sucede con los demás animales, sino que abarca toda la esfera de nuestra personalidad y se funda sobre la represión inconsciente de determinadas tendencias pulsionales que conocemos como sexualidad infantil, y entre las cuales destacan, la negación de cualquier diferencia sexual, esto es, la creencia en un único sexo (el masculino), y la relación con una madre mítica, omnipotente y eterna que en términos psicoanalíticos se conoce como madre fálica.
Esta ilusión de completud, que es en definitiva la construcción teórica de esta madre todopoderosa, que nunca existió sino en la realidad psíquica, debe ser derrocada, (si bien permanecerá en lo inconsciente), cuando el desarrollo pulsional alcance lo que en psicoanálisis llamamos complejo de castración, que debemos pensarlo como un referente a la falta, un paso de humanización que introduce la mortalidad en el sujeto y nos transforma en seres deseantes.
Con el complejo de castración aparece el vacío y el deseo; vacío de la hoja en blanco que hace posible la escritura, vacío que permite las relaciones porque sólo cuando renuncio a tener al otro puedo relacionarme con él, vacío de no saber cuál será la decisión adecuada hasta después de haber tomado una, vacío de no saber cómo será mi hijo hasta que pueda hablar con él.
Saberse mortal no está en relación con un orden imaginario, de hecho nadie es capaz de imaginar qué es la muerte, sino con un orden simbólico, es decir, tiene que ver con una determinada forma de estar en el mundo.
A veces, se padece de dificultades para terminar cualquier proyecto, de tal forma que no se consigue capitalizar trabajo alguno porque nunca se llega a concluir, se finaliza mal o se renuncia justo antes del final; otras veces se padece de un sentimiento de propiedad con respecto a los otros, y se exige de ellos que sean de tal o cual manera, exigencias idílicas que entorpecen cualquier progreso en la relación, y anulan la presencia del otro; también puede suceder que padezcamos de no poder iniciar actividad alguna porque somos incapaces de tomar una decisión, nos quedamos atrapados en los comienzos, y cualquier cambio nos enferma; o podemos también caer en la marisma del “yo no puedo hacerlo: yo no puedo escribir, yo no puedo ganar dinero, etc”, “los otros sí pueden, pero yo no”, disfraces dolorosos para permanecer en la creencia de” a mi no me pasa como a los otros, ellos puede que mueran pero yo no”.
Todos estos padecimientos, que son tendencias en cada uno de nosotros, pueden alcanzar cuotas extremas, que impiden cualquier recorrido vital, y están en relación con la aceptación o el rechazo de nuestro ser para la muerte, que como digo, no tiene que ver con imaginarizar qué es la muerte, algo imposible, ni con pensar en la muerte, algo del orden melancólico u obsesivo, sino con la entrada en un orden simbólico, que debemos pensarlo en relación a la falta, a la pérdida de lo que nunca se tuvo, a la presencia de la frustración, porque frustrarse es en realidad perder la ilusión de que las cosas pueden hacerse sin trabajo, como sucede con la magía de los dioses inmortales. Sólo quien tolera la frustración de no escribir bien consigue algún día, después de mucho leer y mucho escribir, producir un buen escrito, sólo quien tolera la frustración de no entender a las mujeres puede disfrutar de ellas, sólo quien tolera la frustración de no saber hasta después puede dar el paso siguiente.
Saberse mortal es un pulsación inconsciente que nos lleva a la repetición de un búsqueda siempre infructuosa, búsqueda de esa inmortalidad perdida, que en verdad nunca existió; y en ese no encontrar lo que buscaba, en esa búsqueda de lo pérdido se mueve el deseo, se gana una vida.
Ahora bien, los sentimientos son una construcción significante saturada de afecto, es decir, si el afecto no se enlaza a una idea nada sabemos de él, y a menudo sucede que si bien se percibe el afecto, éste es erróneamente interpretado y su representación verdadera es reprimida; de tal forma, que podemos pensarnos tristes, y sin embargo, lo que en verdad subyace son sentimientos de rabia, por ejemplo.
Esto sucede con los sentimientos de muerte, que en realidad nunca son tales ,sino sentimientos de culpa inconsciente. Y ¿de dónde procede esta culpa que a nivel consciente se percibe como un sentimiento de angustia ante la muerte?
En psicoanálisis para hablar de determinadas funciones psíquicas hacemos uso de una construcción teórica que llamamos super-yo; el super-yo se forma por identificación con la imagen de los padres y en relación a la prohibición del incesto.
La presencia del superyo, que introduce la conciencia moral y el ideal del yo, actúa como una instancia censora, autoobervadora y punitiva, comparando al yo de continuo con aquellos ideales que lo constituyen como tal.
Estos ideales, en un principio, se forjan en relación a los padres de la infancia, quienes ante los ojos del niño aparecen adornados con las más altas virtudes, y más tarde incorporan las aportaciones de otras figuras de autoridad, como son los maestros o los personajes célebres, pero también las enseñanzas adquiridas a través de lecturas, películas, e incluso los modelos colectivos de la clase social, el país o el grupo étnico donde cada uno vive.
El Ideal del yo no sólo impone al sujeto qué debe hacer de acuerdo con sus aspiraciones morales, sino también, y sobre todo, qué no debe hacer; en palabas de Freud “ el ideal del yo engloba la suma de todas las restricciones a las que el sujeto debe plegarse”.
En consecuencia, cada vez que nos acercamos a nuestro ideal del yo sentimos contento de nosotros mismos y por el contrario, la tensión que se genera entre el yo y su ideal se manifiesta como sentimiento de culpa, que a nivel consciente puede experimentarse como sentimiento o angustia ante la muerte.
Los sentimientos de muerte se corresponden en definitiva con un sentimiento de culpabilidad inconsciente, que a su vez es en realidad la percepción de la crítica que el yo recibe de su ideal.
Ahora bien, pudiera pensarse que basta entonces con cumplir las aspiraciones del ideal para calmar la culpa, pero el psiquismo humano, como escribe Freud, “no es algo simple, sino más bien una jerarquía de instancias, una confusión de impulsos que tienden, independientemente unos de otros, a su cumplimiento”.
El superyo se forma, como hemos dicho, por identificación con los primeros objetos de amor y en relación, y esto es muy importante, a su renuncia.
La palabra identificación debemos pensarla como una incorporación de las características del objeto al yo; incorporación que puede ser correlativa, aunque no siempre ni necesariamente, a la pérdida del objeto.
La identificación es el mecanismo de formación del yo; pues el yo, lejos de ser algo propio e innato, se construye, de tal forma que podemos identificarnos a la risa alada del compañero y reirnos igual, o identificarnos a su deseo, es decir, nuestra capacidad para desear, la dirección de nuestro hacer, está sobredeterminada por una elección inconsciente de a qué o a quién me identifico.
Por eso, a la popular frase “dime con quien andas y te diré quien eres”, podríamos añadir desde el psicoanálisis “dime al deseo de quién te identificas y te diré quién eres”. Decir que no es del orden de la definición sino del hacer significante, porque sólo caminado sabemos a dónde nos dirigimos.
La génesis del superyo, que como hemos señalado hace referencia a la conciencia moral y al ideal del yo, tiene un primer movimiento lógico entre los seis y los dieciocho meses, cuando nos identificamos a la figura humana, padre o madre, porque todavía las diferencias sexuales no son significativas.
Esta identificación primordial determina también la formación de lo que Lacan llamó yo-ideal, en tanto lugar imaginario de las relaciones con los otros semejantes y sede de toda creencia respecto al otro, donde atribuyo al otro lo que me pasa a mi , pero esto lo estudiaremos con más detalle en otros textos.
La identificación primordial está pautada por el querer ser como el padre, y de manera sucesiva o simultánea coincide con el acontecimiento más importante en la formación del sujeto psíquico: el complejo de Edipo.
Esta construcción teórica, que es el complejo de Edipo, y que por cierto, tan mal entendida ha sido y es, especialmente en el mundo anglosajón, como así se muestra en películas recientes, sirva de ejemplo Hysteria, donde todavía se piensa la enfermedad mental, al igual que en tiempos prefreudianos, como una ficción que se cura follando; pues bien, el complejo de Edipo nada tiene que ver con una sexualidad adulta centrada en lo genital, sino con la represión de una sexualidad infantil que funda lo inconsciente, introduce la mortalidad y ,como tampoco es el del todo cosa de niños, no se hace plenamente significante en el sujeto hasta la metamorfosis de la pubertad.
La entrada en la cultura, que es, en definitiva, el destino del complejo de Edipo, exige del sujeto dos renuncias determinantes: por un lado, le pide que renuncie a los padres como objetos eróticos y transforme esas tendencias libidinosas en sentimientos de ternura, donde el fin sexual es inhibido; y por otro lado, le impele a sojuzgar, a domeñar, sus tendencias agresivas; hecho de capital importancia, porque esas tendencias agresivas, que reinan en todos nosotros y parte de la cuales nunca abandona al yo, son dirigidas, devueltas contra el propio sujeto y heredadas por el superyo.
El superyo o ideal del yo es, en consecuencia, el monumento conmemorativo de esas tendencias eróticas reprimidas, que se caracterizan por la búsqueda de un goce autoerótico, y, al mismo tiempo es también, el emblema de su prohibición; prohibición que lleva a cabo con toda la fuerza de los impulsos agresivos, que el hombre civilizado reprime en su interior.
Para el superyo o ideal del yo, instancia omnisapiente, pensar y hacer son lo mismo, por eso, no hay renuncia que lo calme y cuanto más renunciamos, más nos exige.
No debemos pensar al ideal del yo, como algo formado por contenidos o representaciones conscientes, nadie sabe a qué ideales está sometido hasta que comienza a hablar, nadie sabe cuál es, en verdad, su actitud frente a los blancos, los negros, los amarillos o los azules hasta que empieza a conversar. Y, luego, además, tampoco es sólo conversar, porque depende de quién nos escuche habremos dicho una cosa u otra; y como toda conversación está marcada por el deseo de cada integrante, sólo en análisis, donde el psicoanalista detiene su deseo para escuchar el nuestro, podremos hablar.
Ante el nacimiento de un hijo, tendemos a reconquistar las ilusorias exigencias de la niñez, donde el narcismo infantil nos presentaba como los mejores y únicos: “tal vez, parecemos decir, “yo no sea único, pero mi hijo desde luego lo es, por eso tendrá los mejores colegios, los mejores padres, los mejores juguetes, lo mejor de lo mejor”.
La preeminencia de sentimientos de muerte en la mujer embarazada guarda relación con esta megalomanía infantil, desplazada ahora sobre el ideal del yo, y con la crítica feroz que esta instancia hace del yo real, al compararlo con sus aspiraciones, en ocasiones, casi maníacas.
O dicho de otra forma, hay pensamientos de grandeza solitaria, cuya presencia en nosotros además ignoramos, exigencias ideales de cómo deberían ser las cosas, ambiciones sin el trabajo necesario, que sólo sirven a una autocrítica punzante al servicio del autocastigo, que entorpece cualquier crecimiento y dilapida el éxito.
Lo mejor, en tanto único, no sólo es enemigo de lo bueno, como preconiza el sabio refrán francés, sino que además es amigo de lo peor, porque la tensión de esa crítica impuesta por el ideal sobre el yo conduce a la búsqueda inconsciente de castigo para calmar la culpa.
Por otro lado, un marcado e insistente estado de ánimo pautado por ideas de muerte, culpa o ruina puede ser un indicador de patologías más severas en curso, como la melancolía (depresión) o la neurosis obsesiva.
Aprender a acordar con otros, aprender a depender de otros, da realidad a nuestros proyectos, nos hace libres, pues pone coto a la tiranía de nuestro ideal.
Ni el hombre ni la mujer pueden solos, pero el hombre y la mujer, en realidad, nunca están solos.
Etiquetas:
embarazo,
revista de psicoanálisis,
sentimientos de muerte
martes, 26 de junio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 263
Sólo quien permanece tiene camino, y permanecer en los proyectos o en las relaciones no es un hacer de piedra sino una transformación.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 18 de junio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 262
La pereza es una falta de otros: habitación vacía donde sólo caben los ojos de mi mamá que me contemplan perfecto; o dicho de una forma más abrupta, la pereza es un estado psicótico.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 261
El deseo arranca con el deseo de otro: ver a otros desear nos hace deseantes. Pero ese es sólo el comienzo, luego además, habré de atravesar la envidia que el espejismo de completud ajena siembra en mi; y hasta aquí, tan sólo el preámbulo, porque despejados esos humos del “otro tiene y yo no”, ahora, y de forma permanente, tendré que ponerme a trabajar, para hacer del deseo la fuerza de un proyecto. Y eso no es todo, también tendré, a pesar de mis fáciles tendencias sufridoras, que dar paso a la alegría del hacer.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
psicoanalista,
revista de psicoanálisis
jueves, 7 de junio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 260
Advertencia para navegantes: madre en gestación que quiere dar a luz a su hijo, no le importa cuáles sean sus diferencias genéticas. Ginecóloga empeñada, como tantos otros, en realizar pruebas de alteraciones genéticas y proponer a la madre que aborte sin son afirmativas. La madre no se atreve a decirle a la doctora que no quiere hacer esas pruebas, que su hijo está bien, y si estuviera malito ya lo sabrá cuando nazca y pueda entonces ayudarlo. La madre desarrolla un cuadro clínico de nauseas (sin vómito) y cansancio crónico, es decir, encuentra una manera histérica, e histérica significa a través del cuerpo, de expresar su rechazo.
Prescripción facultativa: es importante aprender a hablar, se vive como se habla, y a hablar se aprende en análisis.
Prescripción facultativa: es importante aprender a hablar, se vive como se habla, y a hablar se aprende en análisis.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 259
El embarazo es un proceso fisiológico, aunque a veces existan facultativos interesados en convertirlo en un proceso patológico y aneguen a la madre con todo tipo de pruebas en busca de anomalías.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 258
El empeño de algunos médicos por realizar pruebas diagnósticas para detectar posibles anomalías geneticas en el bebé nada tiene que ver con la construcción de salud sino con la persecución de las diferencias.
viernes, 1 de junio de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 257
Si la mujer embarazada se ocupa de su embarazo lo asfixia de amor: el cuidado exige la distancia que impone ocuparse de otros haceres.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 256
El miedo a abortar es peligroso porque el miedo siempre abre un camino de deseo.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 255
Los dolores del embarazo son propuestas de cambio.
Una vez hecho el cambio se transforman.
Una vez hecho el cambio se transforman.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 254
La sensación de nausea en el embarazo es la forma que la naturaleza encuentra para expresar el hambre del humano en construcción. Grito orgánico que el alimento calma. Ahora bien, nada en el humano es sólo orgánico.
Sin embargo, el vómito reiterado durante el embarazo habla de alguna cuestión psíquica en la madre que juega en contra, y se debe psicoanalizar.
Sin embargo, el vómito reiterado durante el embarazo habla de alguna cuestión psíquica en la madre que juega en contra, y se debe psicoanalizar.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 252
Los grupos con tendencias sectarias dificultan la salida y los grupos con tendencias mafiosas entorpecen la entrada.
lunes, 21 de mayo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 251
Lamentarse de lo hecho es una forma de decir: "la próxima vez haré lo mismo".
FÓRMULAS PSÍQUICAS 250
La noticia de un nacimiento, además de alegría, produce también cierta tristeza, pues, es la certeza de nuestra condición mortal.
Un nacimiento hace de la hija madre y de la madre abuela; el tiempo pierde su invisibilidad y muestra su paso.
Un nacimiento hace de la hija madre y de la madre abuela; el tiempo pierde su invisibilidad y muestra su paso.
FÓRMULAS PSÍQUICAS 249
Paradojas de lo humano: después de cualquier logro surge la culpa; culpa inconsciente que se delata en la necesidad de castigo.
miércoles, 16 de mayo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICA 248
Los padres neuróticos se caracterizan por un exceso de amor hacia sus hijos.
Exceso tan nocivo como su falta.
Exceso de amor que les impide hacerse sujetos deseantes, es decir, arquitectos de un hacer con ley, con trabajo y con incertidumbre.
Exceso tan nocivo como su falta.
Exceso de amor que les impide hacerse sujetos deseantes, es decir, arquitectos de un hacer con ley, con trabajo y con incertidumbre.
lunes, 7 de mayo de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
FORMULAS PSÍQUICAS 246
Ser fiel a uno mismo es, en el mejor de los casos, una grosería.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 23 de abril de 2012
DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO
Hoy, día internacional del libro, Revista Digital de Psicoanálisis quiere celebrar también esa generosidad que toda escritura alberga.
Los libros abrazan lo mejor de cualquier hombre: su trabajo, y lo entregan al mundo donde nacieron, para quien desee encontrarlo y vivir la vida que guardan o cambiar cómo se vive con la entrega a sus formas nuevas.
Desconocen la mezquindad de la envidia, y su vulgar afán por impedir a otros aprender.
No nacemos lectores, la lectura nos hace tales ; los libros hablan a quien escucha, a quien renuncia a saber, un saber que de ser previo es tan sólo prejuicio.
Los libros, productores de realidad, siempre primeros al hombre, hacedores de la existencia, porque la tierra fue siempre plana hasta que alguien escribió su redondez.
Los libros abrazan lo mejor de cualquier hombre: su trabajo, y lo entregan al mundo donde nacieron, para quien desee encontrarlo y vivir la vida que guardan o cambiar cómo se vive con la entrega a sus formas nuevas.
Desconocen la mezquindad de la envidia, y su vulgar afán por impedir a otros aprender.
No nacemos lectores, la lectura nos hace tales ; los libros hablan a quien escucha, a quien renuncia a saber, un saber que de ser previo es tan sólo prejuicio.
Los libros, productores de realidad, siempre primeros al hombre, hacedores de la existencia, porque la tierra fue siempre plana hasta que alguien escribió su redondez.
domingo, 22 de abril de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 245
El ocio, en tanto cesación del trabajo, produce angustia, o más exactamente su permancencia; casa de aguas movedizas que algunos llaman el dolor de existir; dolor del vivo, que muestra siempre su rostro en todas las saetas de la pereza.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
jueves, 19 de abril de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 244
No se puede dejar de amar lo amado; y cuando lo amado es perdido, ¿qué hacer?.
No se puede dejar de amar lo amado, pero sí se puede desplazar ese amor, despierto y vivo, a otras voces.
¿Dónde tu cuerpo, amor? en otro cuerpo humano.
No se puede dejar de amar lo amado, pero sí se puede desplazar ese amor, despierto y vivo, a otras voces.
¿Dónde tu cuerpo, amor? en otro cuerpo humano.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 17 de abril de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 243
Un actor de teatro dice en la radio:
"somos un grupo de adultos haciendo realidad nuestras fantasías infantiles."
Revista Digital de Psicoanálisis escucha y puntúa:
Las fantasías infantiles están en relación con lo que no se debe hacer y con el afán de aniquilar a otros. Un grupo donde priman las fantasías infantiles termina, en el mejor de los casos, internado. Las fantasía infantiles nos dan energía en tanto renunciamos a su cumplimiento, y las sustituimos por un deseo social, hecho con trabajo y bajo la ley de los acuerdos, que dicen quién es quién.
"somos un grupo de adultos haciendo realidad nuestras fantasías infantiles."
Revista Digital de Psicoanálisis escucha y puntúa:
Las fantasías infantiles están en relación con lo que no se debe hacer y con el afán de aniquilar a otros. Un grupo donde priman las fantasías infantiles termina, en el mejor de los casos, internado. Las fantasía infantiles nos dan energía en tanto renunciamos a su cumplimiento, y las sustituimos por un deseo social, hecho con trabajo y bajo la ley de los acuerdos, que dicen quién es quién.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 242
Ella prefirió vengarse a analizarse, y por eso no pudo ni una cosa ni la otra.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 10 de abril de 2012
POESÍA. FEDERICO GARCÍA LORCA
Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio.
Federico García Lorca
Federico García Lorca
martes, 3 de abril de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 241
En el mundo de las apariencias, donde la conciencia habita, lo imposible tiene apariencia de posible, y lo posible parece imposible.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 240
El afán por saber qué está pasando paraliza. Renunciar a saber hace camino.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 2 de abril de 2012
RELATO DEL MES. Autora: Ángela Gallego
DIÁLOGO
- Ella no debió hablar. Saber cuándo callarse , saber cuándo hablar es un aprendizaje ineludible para vivir entre otros, ¿no le parece?. Además, estaba advertida, sabía bien quienes éramos, pero no fue suficiente, no, ella tuvo que hablar, seguró incluso pensó era parte de su trabajo o más probable aún que hacía algún bien; las mujeres siempre quieren ayudar, sentirse diosas capaces de salvar al mundo entero con su amor.
Nadie es responsable del hacer ajeno, uno mismo es ,en cualquier situación, el artífice de su suerte, el principal cabecilla de su propio destino.
Ella no debió hablar, y además lo hizo en el lugar menos apropiado, en la radio, donde su voz era mensaje. ¿Qué podíamos hacer?,¿qué esperaba ella ibamos a hacer?. Cómo podía yo, desde mi calidad de jefe, permitir que una sin-don se atreviera a decirnos algo así con tal desnudez.
No se conversa de la misma manera con todo el mundo, hasta un niño de escuela lo sabe; al hablar con el profesor no sólo sus combinaciones son diferentes a los juegos con sus compañeros, también el tono de su voz cambia.
Y si ella no ha sido capaz de aprenderlo, tragedia suya, la locura no sólo es cruel sobre todo es peligrosa. Ella habló conmigo como si yo fuese su padre…. su padre….. su padre ausente, porque ni ley tuvo para entender que no todo se dice, que hay cosas imposibles de ser dichas y otras que no deben decirse.
Cada uno fabrica sus días; no soporto a la gente que vierte en otros el recorrido de su tiempo, son cobardes, incapaces de un vivir adulto, donde ya no son los padres quienes reparten alegría o tormento a su capricho, sino uno mismo; pero no, es mucho más cómodo una vida esquiva, distribuyendo el protagonismo de nuestro hacer en los otros, cercanos o lejanos, no importa, cualquier nombre sirve de alforja: “no voy a la playa porque mi marido no me deja” “ fumo porque mis amigos me incitan” “ no trabajo porque la sociedad me lo impide”, puertas, todas ellas, atrancadas por la ceguera del espejo, porque cómo nos gusta decir que nuestra vida, en especial si no sucede en su máximo esplendor, es culpa de algún otro que arruina su desarrollo con desgracias impuestas, pero en verdad, todos sabemos, la mala suerte se ciñe sobre el más débil.
Ella debió callarse, la entrevista estaba acordada desde hacía meses, ambos pactamos qué se podía preguntar, era la primera vez que un grupo armado e independentista, como el nuestro, aceptaba una conversación a micrófono abierto y en tiempo real, todo un regalo para un periodista, pero no, ella tuvo que hablar. Si no tenía víscera para escuchar los daños colaterales a todo proceso revolucionario, debió quedarse en su casa.
Nadie elige la fecha de su nacimiento pero sí la de su muerte. Llamarme asesino, a mi, esa fue la firma de su sentencia, porque uno debe saber siempre con quién está hablando y después, claro, es tan sencillo sacudir la pluma al rellano ajeno y llorar por lo que nos hicieron. Nadie provoca ningún hacer en nadie, más bien acordamos con otros lo que deseamos que nos hagan, y a veces con una habilidad de vértigo. ¿no le parece?
- Sí, así es, y dígame, usted, ¿por qué la mato?, no pudo ser por lo que ella dijo, al fin y al cabo, nadie provoca ningún hacer en nadie.
- Ella no debió hablar. Saber cuándo callarse , saber cuándo hablar es un aprendizaje ineludible para vivir entre otros, ¿no le parece?. Además, estaba advertida, sabía bien quienes éramos, pero no fue suficiente, no, ella tuvo que hablar, seguró incluso pensó era parte de su trabajo o más probable aún que hacía algún bien; las mujeres siempre quieren ayudar, sentirse diosas capaces de salvar al mundo entero con su amor.
Nadie es responsable del hacer ajeno, uno mismo es ,en cualquier situación, el artífice de su suerte, el principal cabecilla de su propio destino.
Ella no debió hablar, y además lo hizo en el lugar menos apropiado, en la radio, donde su voz era mensaje. ¿Qué podíamos hacer?,¿qué esperaba ella ibamos a hacer?. Cómo podía yo, desde mi calidad de jefe, permitir que una sin-don se atreviera a decirnos algo así con tal desnudez.
No se conversa de la misma manera con todo el mundo, hasta un niño de escuela lo sabe; al hablar con el profesor no sólo sus combinaciones son diferentes a los juegos con sus compañeros, también el tono de su voz cambia.
Y si ella no ha sido capaz de aprenderlo, tragedia suya, la locura no sólo es cruel sobre todo es peligrosa. Ella habló conmigo como si yo fuese su padre…. su padre….. su padre ausente, porque ni ley tuvo para entender que no todo se dice, que hay cosas imposibles de ser dichas y otras que no deben decirse.
Cada uno fabrica sus días; no soporto a la gente que vierte en otros el recorrido de su tiempo, son cobardes, incapaces de un vivir adulto, donde ya no son los padres quienes reparten alegría o tormento a su capricho, sino uno mismo; pero no, es mucho más cómodo una vida esquiva, distribuyendo el protagonismo de nuestro hacer en los otros, cercanos o lejanos, no importa, cualquier nombre sirve de alforja: “no voy a la playa porque mi marido no me deja” “ fumo porque mis amigos me incitan” “ no trabajo porque la sociedad me lo impide”, puertas, todas ellas, atrancadas por la ceguera del espejo, porque cómo nos gusta decir que nuestra vida, en especial si no sucede en su máximo esplendor, es culpa de algún otro que arruina su desarrollo con desgracias impuestas, pero en verdad, todos sabemos, la mala suerte se ciñe sobre el más débil.
Ella debió callarse, la entrevista estaba acordada desde hacía meses, ambos pactamos qué se podía preguntar, era la primera vez que un grupo armado e independentista, como el nuestro, aceptaba una conversación a micrófono abierto y en tiempo real, todo un regalo para un periodista, pero no, ella tuvo que hablar. Si no tenía víscera para escuchar los daños colaterales a todo proceso revolucionario, debió quedarse en su casa.
Nadie elige la fecha de su nacimiento pero sí la de su muerte. Llamarme asesino, a mi, esa fue la firma de su sentencia, porque uno debe saber siempre con quién está hablando y después, claro, es tan sencillo sacudir la pluma al rellano ajeno y llorar por lo que nos hicieron. Nadie provoca ningún hacer en nadie, más bien acordamos con otros lo que deseamos que nos hagan, y a veces con una habilidad de vértigo. ¿no le parece?
- Sí, así es, y dígame, usted, ¿por qué la mato?, no pudo ser por lo que ella dijo, al fin y al cabo, nadie provoca ningún hacer en nadie.
miércoles, 28 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 239
Lo que piensas de ti no puede ser cierto porque no es posible pensarse a uno mismo.
Etiquetas:
aforismos,
revista de psicoanálisis
sábado, 24 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 238
Han querido asesinarme: apartarme de la cultura.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
viernes, 23 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 237
El pasado que nos hace enfermar nunca existió
Etiquetas:
aforismos,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 236
En ningún caso el camino es único, y cuando así parece es un fanatismo del yo.
Etiquetas:
aforismos,
revista de psicoanálisis
jueves, 22 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 235
Si en vez de trabajar me preocupa ganar dinero, tampoco habrá dinero.
Etiquetas:
aforismos,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 234
Lo perdido ,cuando así lo acepto,trabaja para mí y me acompaña.
Lo perdido, cuando cierro su sentido e insisto en encontrarlo, hace de mí su tumba.
Lo perdido, cuando cierro su sentido e insisto en encontrarlo, hace de mí su tumba.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 20 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 233
Pensar es con un libro
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 18 de marzo de 2012
EL MÉTODO DE LA INTERPRETACIÓN ONÍRICA.
Clase dictada el viernes 2 de Marzo del 2012.
Profesora: Ángela Gallego (Psicóloga Psicoanalista)
Buenas tardes, comenzamos la primera clase de este nuevo ciclo dedicado al texto La Interpretación de los Sueños, que como ustedes saben fue escrito por Sigmund Freud y publicado en 1900; dos años antes, por cierto, del juicio en Londres a Oscar Wilde, (muerto precisamente en 1900); un juicio infame que condenó al célebre escritor a un año de prisión, bajo acusaciones de prácticas homosexuales, forma de amor, que ,por supuesto, era común y de dominio público en todas las universidades de la época, pensemos en Oxford y Cambridge, donde entonces, dada la obsesión victoriana por lo genital, sólo podían estudiar los hombres.
Digo esto para destacar, desde un principio, el oscurantismo, (por nombrarlo de una forma amable), que reinaba en la época, y que también puede dominar en nosotros, ciudadanos de otro siglo, cuando en vez de perseguir en los textos de Freud la tesis del autor, preferimos tener razón, es decir, permanecer en nuestros prejuicios, porque razón tenemos todos, cada uno la suya, pero para acceder al campo científico, a lo nuevo, hará falta partir de la sin-razón, de la ruptura con lo que hasta entonces perfilaba la realidad exterior y la realidad psíquica, de igual modo que es necesario alejarse de lo familiar para sumergirse en el mundo, donde también está la familia pero no sólo. Estas dificultades, que marcamos como desvíos, son producto de esa pasión del yo, que es el narcisismo, y que podemos definir como un movimiento de energía capaz de retirar el interés de los objetos para acumularlo en el propio sujeto, acumulación ,que en su exceso, abre la vía de la depresión o de la psicosis.
Permitámonos, pues, acceder al mundo, y leamos la tesis que el autor propone.
Iniciamos este recorrido por el capítulo tercero, El Método de la Interpretación Onírica; y, ¿por qué nos aventuramos a iniciar desde aquí?, el primer capítulo, Los Sueños, es, en realidad, un resumen que Freud escribió para una revista, después de publicada la primera edición, e incluido en ediciones sucesivas. Le sigue el capítulo titulado La Literatura Científica, que constituye una recopilación de los textos anteriores, un tributo al trabajo de sus coetáneos, pero, como el propio Freud relata en la carta 112 a Flies, teme que la mayoría de los lectores queden atrapados en esas zarzas y no puedan atravesarlas para llegar a la bella Durmiente, es decir, la obra, como tal, comienza con el capítulo del método, y ese será también nuestro lugar de partida.
Freud inicia el recorrido con una breve exposicion de los dos métodos en boga haste ese momento: el método simbólico y el método descifrador.
El método simbólico es el método del Oráculo de Delfos: el sujeto narra el sueño en su totalidad y la pitonisa, en conversación con el Dios Apolo, transmite al viajero la significación profética del mismo.
El método descifrador, que goza aún de pábulo en numerosos libros esotéricos y revistas de entretenimiento, consite en un listado de claves, donde, por ejemplo, ,una mesa representa la familia, un vaso roto el divorcio, y de su combinación se concluye un aviso de futura crisis familiar.
Como vemos, ambos métodos piensan los sueños en referencia al porvenir, esto es, como un augurio de malos o buenos presagios.
Freud rompe con esa mitología de la superstición, descarta una significación profética, y expone que, si bien los sueños tienen sentido, como defiende la creencia popular, a diferencia del colectivo médico que los consideraba meros productos fragmentarios, ese sentido no sirve al futuro sino al presente, y además nunca es previo, no viene dado de antemano, sino que se produce con la interpretación, o dicho e otra forma, el sueño descubre su rostro al ser interpretado, y lejos de ser una adivinanza del tiempo por venir, se presenta en relación, como iremos viendo en páginas posteriores, con un deseo actual en el sujeto, con un pensamiento reprimido.
En cada capítulo de la obra, Freud introduce una nueva fórmula de la globalidad que es la teoría psicoanalítica, en tanto teorema que verifica la existencia de un psiquismo inconsciente, y cada nueva formulación es ilustrada con el análisis de un sueño, donde esa pieza del entramado es particularmente visible. La tesis inicial” los sueños tienen sentido” , se irá complejizando: “Los sueños tienen sentido y su sentido es la realización de un deseo”, “Los sueños tienen sentido y su sentido es la realización de un deseo sexual infantil reprimido”, es decir, el motor del sueño es lo inconsciente.
Permítanme una breve aclaración, antes de proseguir con el capítulo en cuestión, que tal vez sea necesaria, pues, tendemos a pensar que las palabras son lo que en formato individual significan, cuando en realidad, el significado de cada palabra está determinado por las otras palabas que la acompañan, de tal forma, que cuando en psicoanálisis decimos infantil no nos estamos refiriendo a la infancia (si bien es cierto que el niño también tiene sexualidad) sino al primer movimiento lógico de constitución de la sexualidad humana, que culmina con el proceso edípico, que no es sólo esa historia de amor del niño con sus padres, sino, y esto es muy importante, el pasaje donde dejamos de ser los dioses que nunca fuimos para abrazar la falta que nos constituye. Y este pasaje no es algo que acontece en la infancia y ya estamos curados de espanto para el resto de nuestras vidas, por el contrario, es una renuncia que habrá de operar en nosotros todo el tiempo, por ejemplo, para dar esta clase debo aceptar que no puedo explicarlo todo en una clase, y ustedes para recibir alguna enseñanza deberán aceptar que no pueden entenderlo todo en la primera clase. La sexualidad infantil reprimida es, entonces, algo actual en el adulto, y conforma la materia de lo inconsciente.
En este capítulo del método, Freud nos presenta dos conceptos estructurales, que ejemplifica, como ahora veremos, con el sueño de Irma: la asociación libre y la transferencia. Conceptos, que dando un paso más en la misma dirección, podemos decir que configuran los límites de la técnica piscoanalítica: asociación libre en transferencia.
En relación a la asociación libre, señalar, que Freud, para analizar el sueño, divide el relato del soñante en glosas e invita al sujeto a asociar en torno a cada una de ellas. Esto es muy importante, porque introduce un nuevo nivel de objetividad: no se trata ya del sueño soñado sino del sueño contado, y además contado en conexión asociativa con otros pensamientos, es decir, entregándose al discurso.
La asociación libre, más adelante nos dirá Freud, nunca es libre, porque más allá de la censura consciente, que podemos en cierto modo sortear a voluntad, hay una sobredeterminación inconsciente, de tal forma que si sometiéramos a análisis, por ejemplo, la elección de un número al azar, o el olvido casual de un nombre, nos sorprendería descubrir que dicho número o dicho olvido, nada tienen de azarosos o arbitrarios, sino todo lo contrario, están en estrecha relación con alguna íntima historia afectiva de la propia persona. En Psicopatología de la vida cotidiana, Freud escribe al respecto:“ a través de mi pensamiento circula una incesante corriente de autorreferencia, de la cual no tengo noticia alguna generalmente, pero que se manifiesta en tales ocasiones del olvido de nombres”.
Y es precisamente, por esta sobredeterminación inconsciente, por esta determinación psíquica, que cualquier ocurrencia, por muy desatinada o alejada del tema que pueda parecer a los ojos de nuestra conciencia, es madera del mismo árbol.
Ahora bien, las asociaciones del soñante, o del paciente no son lo inconsciente, en tanto lo inconsciente es por definición incapaz de consciencia, pero hablando, hablando, y no de cualquier manera ni con cualquiera, algo por cierto muy peligroso, sino en presencia de un analista con quien me relaciona el pacto analítico, es decir, un acuerdo económico y cronológico, donde todo lo que el psicoanalista desea es hacer su trabajo, no espera de mi que me case con una determinada mujer, que estudie no sé qué carrera, o que me comporte de tal o cual manera, y en ese no meterse conmigo (como suele hacer la familia, siempre con buenas intenciones, por supuesto), el psicoanalista me va permitir crecer, producirme como sujeto deseante, es decir, someterme a los vaivenes del habla, donde las palabras dicen más de lo que cuentan.
El inconsciente es la interpretación psicoanalítica como el sueño es, una vez interpretado, la realización de un deseo; tesis que Freud despliega a lo largo de la obra.
Una vez esbozado el concepto de asociación libre, hablemos un poco también de la transferencia, para después de aventurarnos a estudiar en detalle el sueño de Irma.
La transferencia, el segundo de los conceptos fundamentales que el análisis de este sueño ilustra, hace referencia al movimiento de las cargas psíquicas, esto es, al paso de energía (libido) de una representación a otra. Dice Freud: “por medio del proceso de desplazamiento puede una idea transmitir a otra todo el montante de su carga, y por medio de la condensación acoger en sí toda la carga de varias otras”.
El desplazamiento y la condensación son mecanismos del pensamiento inconsciente, los verdaderos obreros del sueño, como iremos viendo.
Y ahora, sujetos de estas cuerdas , entremos en el análisis del sueño de Irma. Freud comienza por presentarnos algunas cuestiones preliminares, que son en verdad parte ya de la asociación libre, pues hacen al relato del sueño y están en relación con el pensamiento que atraviesa el contenido del mismo.
Recordemos, que ningún sueño puede analizarse sin ayuda de la asociación libre del soñante; al relato del sueño Freud lo llama contenido manifiesto, y al conjunto de conexiones asociativas contenido latente. Es importante señalar que ambos están sometidos a los procesos inconscientes de condensación y desplazamiento; ni el contenido manifiesto, ni el contenido latente son lo inconsciente, pero sí el terreno donde lo inconsciente, que sólo se produce por interpretación, opera.
Lo inconsciente no está debajo de nada, en ninguna profundidad insondable, de ahí el error del término subconsciente (como el propio Freud señala en sus textos) sino que se produce en la superficie de la frase, en el discurso del soñante o del paciente; discurso que es al mismo tiempo, único, en tanto nadie es igual a nadie, y doble, pues la cadena inconsciente atraviesa el decir consciente, y devela su presencia a través de las puertas que las palabras abren con las llaves de la polisemia, la similicadencia, la repetición, la negación y la formación de fenómenos como los lapsus linguae, el relato del sueño o el decir del síntoma.
La cuestiones preliminares que Freud trae en relación al sueño son las siguientes:
• La paciente del sueño, Irma, era una señora joven que él atendía en consulta y a quien, además, su familia profesaba un cariñosa amistad.
• Freud, en el curso del tratamiento, le había propuesto una solución, que ella encontró inaceptable y llegado el verano tuvieron que interrumpir la terapia en medio de ese desacuerdo.
• Visita el día anterior al sueño de su amigo Otto, también médico, que había visto a Irma y al preguntarle Freud por el estado de su paciente, éste le dice que “Está mejor pero no del todo.
• Esa misma noche, al partir Otto, Freud escribe el historial clínico de Irma y se lo envía al doctor M. “ la penosa sensación que las palabras de otto despertaron en mi no se me hizo muy clara y me abstuve de exteriorizarla. Aquella misma tarde redacté por escrito el historial clínico de Irma con el propósito de enviarlo – como para justificarme- al doctorM, entonces la personalidad que solía dar el tono en nuestro círculo”.
Escuchemos ahora el relato completo del sueño, que Freud tuvo esa noche (23-24 julio 1895):
En un amplio hall. Muchos invitados a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco en seguida para contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la “solución”. Le digo: “si todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa”. Ella me responde “¡ Si supieras qué dolores siento ahora en la garganta, el vientre y el estómago, ¡siento una opresión!”.
Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida y abotagada. Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a una ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin abre la boca, y veo a la derecha una gran masa blanca, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda la de los cornetes de la nariz. Apresuradamente llamo al doctor M, que repite y confirma el reconocimiento.
El doctor M presenta un aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeiado la barba. Mi amigo Otto se halla ahora a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice: “Tiene una zona de matidez abajo, a la izquierda, y una parte de la piel infiltrada, en el hombro izquierdo” (cosa que yo siento como él, a pesar del vestido). El doctor M dice: “No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado; sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno”. Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección. Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena,…..ácido propiónico…, trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos caracteres). No se ponen inyecciones de este género tan ligeramente..Probablemente estaría además sucia la jeringuilla.
Hasta aquí el relato del sueño, pasemos entonces a ver las asociaciones de Freud en torno a cada una de la glosas, en las que hemos dicho se divide el sueño, y en torno a las cuales el soñante asocia libremente; libremente, que insisto en matizar, es en sí una paradoja, porque en la vida psíquica no existe el azar, sino más bien lo contrario, cuanto más azaroso parece un decir, más devela, si lo analizamos en sesión, su sobredeterminación inconsciente.
En total, Freud lo fragmenta en 23 glosas, que muestran de manera ejemplar el trabajo de los mecanismos inconscientes, antes citados, recordemos: condensación y desplazamiento.Veamos juntos algunas de ellas, siguiendo el curso de dichos mecanismos:
Glosa nº2: Reprocho a Irma no haber aceptado aún la solución. Le digo: “si tienes dolores es exclusivamente por tu culpa”
Entre otras asociaciones Freud escribe: en la frase que a Irma dirijo en mi sueño advierto que ante todo no quiero ser responsable de los dolores que aún la aquejan. Si Irma tiene exclusivamente la culpa de padecerlos todavía, no puede hacérseme responsable de ellos. ¿Habremos de buscar en esta dirección el propósito del sueño?.
En la polisemia de la palabra “solución” se abre ya una de las cadenas significantes del sueño: solución inyectada, solución al padecimiento de Irma, solución a los trastornos mentales, que hasta entonces eran considerados orgánicos y que Freud está abriendo en ese momento su campo de acción: lo inconsciente.
Pregunta, que como toda pregunta, tiene ya una respuesta; interrogante, que como en el cuento de Edgar Allan Poe “La Carta Robada” (lectura muy recommendable), busca el escondite en no esconderse, de tal forma, que si omitimos la interrogación, Freud nos dice: habremos de buscar en esta dirección el propósito del sueño, esto es, no quiero ser responsable. ¿Y de qué no quiere ser responsable? ¿qué representan esos dolores de Irma?. Andemos un poco más.
Glosa Nº 3: Irma se queja de dolores en la garganta, el vientre y el estómago, y de una gran opresión.
Glosa nª 4: Está pálida y abotagada.
Glosa nª 6: La conduzco junto a una ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las mujeres que llevan dentadura postiza.
Glosa nº 7: Por fin abre la boca
Algunas de las asociaciones de Freud en torno a estos pasajes son:
- (…) La opresión o el dolor de garganta y los dolores de vientre apenas si desempeñan papel alguno en la enfermedad de Irma. Me asombra pues la elección de síntomas realizada en mi sueño (….)
- Mi paciente (Irma) presenta siempre, por el contrario una rosada coloración. Sospecho que se ha superpuesto aquí a ella una tercera persona.
- El suceso del sueño me recuerda el reciente reconocimiento de una institutriz (…), que intentó ocultar que llevaba dentadura postiza. (….) La actitud de Irma junto a la ventana me recuerda de repente otro suceso. Irma tiene una íntima amiga, a la que estimo altamente. Una tarde que fui a visitarla, la encontré al lado de la ventana en la actitud que mi sueño reproduce. (….)Recuerdo ahora que los últimos meses he tenido razones suficientes para sospechar que también esta señora padece de histeria. Irma misma me lo ha revelado. Pero ¿qué es lo que de sus síntomas conozco? Precisamente que sufre de opresión histérica de la garganta, como la Irma de mi sueño. (….)Ahora recuerdo que he acariciado varias veces la esperanza de que también esta señora se confiase a mis cuidados profesionales; pero siempre he acabado por considerarlo improbable, pues es persona de carácter muy retraído. Se resite a la intervención médica, como Irma en mi sueño. (…..) A continuación se me muestra otra persona, a la que los rasgos restantes podrían aludir. No la cuento tampoco entre mis pacientes, ni deseo que jamás lo sea, pues se avergüenza ante mí, y no la creo una enferma dócil. Generalmente se halla pálida, y en una temporada que gozó de excelente salud engordó hasta parecer abotagada.(…)
Este es uno de los tramos donde mejor se vislumbra la actuación de la condensación en el sueño. A partir de las asociaciones, que Freud escribe en torno a estas glosas, aprehendemos que si bien Irma se presenta en apariencia como el único personaje femenino del sueño, es en realidad un collage hecho con características de otras tres mujeres: una amiga de Irma, una institutriz y su mujer. En la imagen de Irma se han condensado los afectos transferidos de otras representaciones. Y esta condensación sirve a la expresión disfrazada de una comunidad entre ellas: todas se resisten, se resisten a abrir la boca, esto es, a hablar en análisis. Resitencia que es también la del propio Freud frente a su descubrimiento, pues, no debemos olvidar que el sueño es siempre en referencia al soñante.
Otro ejemplo de este orden aparece en la glosa nº10: El doctor M está pálido, se ha quitado la barba y cojea.
Freud asocia: (…) el doctor M presenta a veces tan mal aspecto, que llega a inquietar a sus amigos. Los dos caracteres restantes (se ha quitado la barba y cojea) deben pertenecer a otras personas. Recuerdo ahora mi hermano mayor, residente en el extranjero, que lleva el rostro afeitado (…). Hace algunos días nos llegó la noticia de que un ataque de artritismo a la cadera le hacía cojear un poco.
Tiene que existir una razón que me haya hecho confundir en mi sueño a ambas personas en una sola. Recuerdo, en efecto, que me hallo irritadado contra ambas por un análogo motivo: el de haber rechazado una proposición que recientemente les hice.
Y ¿ qué rechaza Freud?, se pregunta él, pues, el trabajo del sueño, nos va ir mostrando, es una escenificación tipo Hollywood para poner en juego un pensamiento del soñante, o incluso su resolución, es decir, el único protagonista del sueño es siempre el soñante.
A lo largo del relato de este sueño y sus respectivas asociaciones, Freud repite e insiste que él no es responsable, y ¿de qué no es responsable?.
En esta parte del sueño entran en juego otros cuatro personajes: el hermano de Freud, el doctor M, y sus colegas médicos Otto y Leopoldo. El diálogo absurdo, en términos médicos, que mantienen el Doctor M y Otto cuando el primero dice: (Glosa nº15) “ No cabe duda; es una infección. Pero no hay cuidado , sobrevendrá una disentaría y se eliminará el veneno” es , nos dice Freud a través de profusas asociaciones, una burla hacia aquellos de sus colegas ignorantes del origen psíquico de los fenómenos histéricos.
Recordemos que en aquella época, y aún en la actualidad bajo el auspicio e interés de las grandes compañías farmaceúticas, se pensaba que las perturbaciones mentales tenían una causa orgánica, que existía degeneración neuronal, es decir, eran incurables, crónicas. Freud, médico neurólogo, es el primero que separa las alteraciones psíquicas de una causación orgánica. Imaginemos el revuelo en el colectivo médico, tan reacio al reconocimiento de lo psíquico, que su descubrimiento provoca.
De hecho, aún en la actualidad, enfermedades de origen psíquico como la depresión o la neurosis de angustia (mal llamada trastorno de ansiedad generalizada), reciben tratamiento farmacológico, que lejos de solucionar el problema, debemos decir que en el mejor de los casos sólo sedan al paciente, y en general lo enferman, ahora sí, de algo órganico.
En las glosas siguientes Freud nos dice:
Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma una vez que se sintió mal una inyección con un preparado de propil, propilena, ácido propiónico. TRIMETILAMINA.
Y a continuación asocia: en mi sueño veo la fórmula química (…) y la veo impresa en gruesos caracteres, como si quisiera hacer resaltar su especial importancia (…) ¿Adónde puede llevarme la trimetilamina sobre la cual es atraída mi atención en esta forma?. A una conversación con otro amigo mío. (…) Por aquella época me había comunicado ciertas ideas sobre una química sexual, y, entre otras, la de que la trimetilamina le parecía constituir uno de esos productos. (…). Sospecho por qué la fórmula trimetilamina ha adquirido tanta importancia en el sueño. En esta palabra se acumula un gran número de cosas harto significativas. No sólo es una alusión al poderoso factor “sexualidad”, sino también a una persona cuya aprobación recuerdo con agrado (su amigo Fliess) siempre que me siento aislado en medio de una opinión hostil o indiferente a mis teorías.
Trimetilamina, sésamo del sueño, que encierra en sus asociaciones, el descubrimiento freudiano por excelencia: lo inconsciente reprimido, cuya materialidad es, como veíamos anteriormente, la sexualidad infantil reprimida, e insisto en destacar, porque de ese desvío se hizo teoría, que la sexualidad en psicoanálisis no se limita a lo genital, o dicho de otra forma, los animales no parlantes (que no hacen metáfora ni metonímia) tienen sexo mientras los humanos tenemos sexo y sexualidad, es decir, además de reproducirnos por sexuación hablamos, y este hecho trastoca incluso lo biológico, de tal forma que en el humano puede ocurrir, que aún no teniendo alteración orgánica alguna en su aparato reproductor, padezca de infertilidad. Y lo infantil reprimido es aquel lugar de nuestro discurso donde todos habitamos el delirio de la inmortalidad.
Entonces una interpretación posible sería:
“ No soy yo el responsable de la subversión que la teoría psicoanálitica introduce, no me responsabiliceis a mí, yo estoy libre de toda culpa, no soy yo es Otro: es mi inconsciente, es ese saber que hablá en mí sin yo saberlo”.
Interpretación que no se agota en un sentido, sino que más bien rompe el sentido anterior: el sueño no es, como se pensaba antes de Freud, un fenómeno aleatorio ni tampoco se refiere al porvenir.
Profesora: Ángela Gallego (Psicóloga Psicoanalista)
Buenas tardes, comenzamos la primera clase de este nuevo ciclo dedicado al texto La Interpretación de los Sueños, que como ustedes saben fue escrito por Sigmund Freud y publicado en 1900; dos años antes, por cierto, del juicio en Londres a Oscar Wilde, (muerto precisamente en 1900); un juicio infame que condenó al célebre escritor a un año de prisión, bajo acusaciones de prácticas homosexuales, forma de amor, que ,por supuesto, era común y de dominio público en todas las universidades de la época, pensemos en Oxford y Cambridge, donde entonces, dada la obsesión victoriana por lo genital, sólo podían estudiar los hombres.
Digo esto para destacar, desde un principio, el oscurantismo, (por nombrarlo de una forma amable), que reinaba en la época, y que también puede dominar en nosotros, ciudadanos de otro siglo, cuando en vez de perseguir en los textos de Freud la tesis del autor, preferimos tener razón, es decir, permanecer en nuestros prejuicios, porque razón tenemos todos, cada uno la suya, pero para acceder al campo científico, a lo nuevo, hará falta partir de la sin-razón, de la ruptura con lo que hasta entonces perfilaba la realidad exterior y la realidad psíquica, de igual modo que es necesario alejarse de lo familiar para sumergirse en el mundo, donde también está la familia pero no sólo. Estas dificultades, que marcamos como desvíos, son producto de esa pasión del yo, que es el narcisismo, y que podemos definir como un movimiento de energía capaz de retirar el interés de los objetos para acumularlo en el propio sujeto, acumulación ,que en su exceso, abre la vía de la depresión o de la psicosis.
Permitámonos, pues, acceder al mundo, y leamos la tesis que el autor propone.
Iniciamos este recorrido por el capítulo tercero, El Método de la Interpretación Onírica; y, ¿por qué nos aventuramos a iniciar desde aquí?, el primer capítulo, Los Sueños, es, en realidad, un resumen que Freud escribió para una revista, después de publicada la primera edición, e incluido en ediciones sucesivas. Le sigue el capítulo titulado La Literatura Científica, que constituye una recopilación de los textos anteriores, un tributo al trabajo de sus coetáneos, pero, como el propio Freud relata en la carta 112 a Flies, teme que la mayoría de los lectores queden atrapados en esas zarzas y no puedan atravesarlas para llegar a la bella Durmiente, es decir, la obra, como tal, comienza con el capítulo del método, y ese será también nuestro lugar de partida.
Freud inicia el recorrido con una breve exposicion de los dos métodos en boga haste ese momento: el método simbólico y el método descifrador.
El método simbólico es el método del Oráculo de Delfos: el sujeto narra el sueño en su totalidad y la pitonisa, en conversación con el Dios Apolo, transmite al viajero la significación profética del mismo.
El método descifrador, que goza aún de pábulo en numerosos libros esotéricos y revistas de entretenimiento, consite en un listado de claves, donde, por ejemplo, ,una mesa representa la familia, un vaso roto el divorcio, y de su combinación se concluye un aviso de futura crisis familiar.
Como vemos, ambos métodos piensan los sueños en referencia al porvenir, esto es, como un augurio de malos o buenos presagios.
Freud rompe con esa mitología de la superstición, descarta una significación profética, y expone que, si bien los sueños tienen sentido, como defiende la creencia popular, a diferencia del colectivo médico que los consideraba meros productos fragmentarios, ese sentido no sirve al futuro sino al presente, y además nunca es previo, no viene dado de antemano, sino que se produce con la interpretación, o dicho e otra forma, el sueño descubre su rostro al ser interpretado, y lejos de ser una adivinanza del tiempo por venir, se presenta en relación, como iremos viendo en páginas posteriores, con un deseo actual en el sujeto, con un pensamiento reprimido.
En cada capítulo de la obra, Freud introduce una nueva fórmula de la globalidad que es la teoría psicoanalítica, en tanto teorema que verifica la existencia de un psiquismo inconsciente, y cada nueva formulación es ilustrada con el análisis de un sueño, donde esa pieza del entramado es particularmente visible. La tesis inicial” los sueños tienen sentido” , se irá complejizando: “Los sueños tienen sentido y su sentido es la realización de un deseo”, “Los sueños tienen sentido y su sentido es la realización de un deseo sexual infantil reprimido”, es decir, el motor del sueño es lo inconsciente.
Permítanme una breve aclaración, antes de proseguir con el capítulo en cuestión, que tal vez sea necesaria, pues, tendemos a pensar que las palabras son lo que en formato individual significan, cuando en realidad, el significado de cada palabra está determinado por las otras palabas que la acompañan, de tal forma, que cuando en psicoanálisis decimos infantil no nos estamos refiriendo a la infancia (si bien es cierto que el niño también tiene sexualidad) sino al primer movimiento lógico de constitución de la sexualidad humana, que culmina con el proceso edípico, que no es sólo esa historia de amor del niño con sus padres, sino, y esto es muy importante, el pasaje donde dejamos de ser los dioses que nunca fuimos para abrazar la falta que nos constituye. Y este pasaje no es algo que acontece en la infancia y ya estamos curados de espanto para el resto de nuestras vidas, por el contrario, es una renuncia que habrá de operar en nosotros todo el tiempo, por ejemplo, para dar esta clase debo aceptar que no puedo explicarlo todo en una clase, y ustedes para recibir alguna enseñanza deberán aceptar que no pueden entenderlo todo en la primera clase. La sexualidad infantil reprimida es, entonces, algo actual en el adulto, y conforma la materia de lo inconsciente.
En este capítulo del método, Freud nos presenta dos conceptos estructurales, que ejemplifica, como ahora veremos, con el sueño de Irma: la asociación libre y la transferencia. Conceptos, que dando un paso más en la misma dirección, podemos decir que configuran los límites de la técnica piscoanalítica: asociación libre en transferencia.
En relación a la asociación libre, señalar, que Freud, para analizar el sueño, divide el relato del soñante en glosas e invita al sujeto a asociar en torno a cada una de ellas. Esto es muy importante, porque introduce un nuevo nivel de objetividad: no se trata ya del sueño soñado sino del sueño contado, y además contado en conexión asociativa con otros pensamientos, es decir, entregándose al discurso.
La asociación libre, más adelante nos dirá Freud, nunca es libre, porque más allá de la censura consciente, que podemos en cierto modo sortear a voluntad, hay una sobredeterminación inconsciente, de tal forma que si sometiéramos a análisis, por ejemplo, la elección de un número al azar, o el olvido casual de un nombre, nos sorprendería descubrir que dicho número o dicho olvido, nada tienen de azarosos o arbitrarios, sino todo lo contrario, están en estrecha relación con alguna íntima historia afectiva de la propia persona. En Psicopatología de la vida cotidiana, Freud escribe al respecto:“ a través de mi pensamiento circula una incesante corriente de autorreferencia, de la cual no tengo noticia alguna generalmente, pero que se manifiesta en tales ocasiones del olvido de nombres”.
Y es precisamente, por esta sobredeterminación inconsciente, por esta determinación psíquica, que cualquier ocurrencia, por muy desatinada o alejada del tema que pueda parecer a los ojos de nuestra conciencia, es madera del mismo árbol.
Ahora bien, las asociaciones del soñante, o del paciente no son lo inconsciente, en tanto lo inconsciente es por definición incapaz de consciencia, pero hablando, hablando, y no de cualquier manera ni con cualquiera, algo por cierto muy peligroso, sino en presencia de un analista con quien me relaciona el pacto analítico, es decir, un acuerdo económico y cronológico, donde todo lo que el psicoanalista desea es hacer su trabajo, no espera de mi que me case con una determinada mujer, que estudie no sé qué carrera, o que me comporte de tal o cual manera, y en ese no meterse conmigo (como suele hacer la familia, siempre con buenas intenciones, por supuesto), el psicoanalista me va permitir crecer, producirme como sujeto deseante, es decir, someterme a los vaivenes del habla, donde las palabras dicen más de lo que cuentan.
El inconsciente es la interpretación psicoanalítica como el sueño es, una vez interpretado, la realización de un deseo; tesis que Freud despliega a lo largo de la obra.
Una vez esbozado el concepto de asociación libre, hablemos un poco también de la transferencia, para después de aventurarnos a estudiar en detalle el sueño de Irma.
La transferencia, el segundo de los conceptos fundamentales que el análisis de este sueño ilustra, hace referencia al movimiento de las cargas psíquicas, esto es, al paso de energía (libido) de una representación a otra. Dice Freud: “por medio del proceso de desplazamiento puede una idea transmitir a otra todo el montante de su carga, y por medio de la condensación acoger en sí toda la carga de varias otras”.
El desplazamiento y la condensación son mecanismos del pensamiento inconsciente, los verdaderos obreros del sueño, como iremos viendo.
Y ahora, sujetos de estas cuerdas , entremos en el análisis del sueño de Irma. Freud comienza por presentarnos algunas cuestiones preliminares, que son en verdad parte ya de la asociación libre, pues hacen al relato del sueño y están en relación con el pensamiento que atraviesa el contenido del mismo.
Recordemos, que ningún sueño puede analizarse sin ayuda de la asociación libre del soñante; al relato del sueño Freud lo llama contenido manifiesto, y al conjunto de conexiones asociativas contenido latente. Es importante señalar que ambos están sometidos a los procesos inconscientes de condensación y desplazamiento; ni el contenido manifiesto, ni el contenido latente son lo inconsciente, pero sí el terreno donde lo inconsciente, que sólo se produce por interpretación, opera.
Lo inconsciente no está debajo de nada, en ninguna profundidad insondable, de ahí el error del término subconsciente (como el propio Freud señala en sus textos) sino que se produce en la superficie de la frase, en el discurso del soñante o del paciente; discurso que es al mismo tiempo, único, en tanto nadie es igual a nadie, y doble, pues la cadena inconsciente atraviesa el decir consciente, y devela su presencia a través de las puertas que las palabras abren con las llaves de la polisemia, la similicadencia, la repetición, la negación y la formación de fenómenos como los lapsus linguae, el relato del sueño o el decir del síntoma.
La cuestiones preliminares que Freud trae en relación al sueño son las siguientes:
• La paciente del sueño, Irma, era una señora joven que él atendía en consulta y a quien, además, su familia profesaba un cariñosa amistad.
• Freud, en el curso del tratamiento, le había propuesto una solución, que ella encontró inaceptable y llegado el verano tuvieron que interrumpir la terapia en medio de ese desacuerdo.
• Visita el día anterior al sueño de su amigo Otto, también médico, que había visto a Irma y al preguntarle Freud por el estado de su paciente, éste le dice que “Está mejor pero no del todo.
• Esa misma noche, al partir Otto, Freud escribe el historial clínico de Irma y se lo envía al doctor M. “ la penosa sensación que las palabras de otto despertaron en mi no se me hizo muy clara y me abstuve de exteriorizarla. Aquella misma tarde redacté por escrito el historial clínico de Irma con el propósito de enviarlo – como para justificarme- al doctorM, entonces la personalidad que solía dar el tono en nuestro círculo”.
Escuchemos ahora el relato completo del sueño, que Freud tuvo esa noche (23-24 julio 1895):
En un amplio hall. Muchos invitados a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco en seguida para contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la “solución”. Le digo: “si todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa”. Ella me responde “¡ Si supieras qué dolores siento ahora en la garganta, el vientre y el estómago, ¡siento una opresión!”.
Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida y abotagada. Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a una ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin abre la boca, y veo a la derecha una gran masa blanca, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda la de los cornetes de la nariz. Apresuradamente llamo al doctor M, que repite y confirma el reconocimiento.
El doctor M presenta un aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeiado la barba. Mi amigo Otto se halla ahora a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice: “Tiene una zona de matidez abajo, a la izquierda, y una parte de la piel infiltrada, en el hombro izquierdo” (cosa que yo siento como él, a pesar del vestido). El doctor M dice: “No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado; sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno”. Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección. Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena,…..ácido propiónico…, trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos caracteres). No se ponen inyecciones de este género tan ligeramente..Probablemente estaría además sucia la jeringuilla.
Hasta aquí el relato del sueño, pasemos entonces a ver las asociaciones de Freud en torno a cada una de la glosas, en las que hemos dicho se divide el sueño, y en torno a las cuales el soñante asocia libremente; libremente, que insisto en matizar, es en sí una paradoja, porque en la vida psíquica no existe el azar, sino más bien lo contrario, cuanto más azaroso parece un decir, más devela, si lo analizamos en sesión, su sobredeterminación inconsciente.
En total, Freud lo fragmenta en 23 glosas, que muestran de manera ejemplar el trabajo de los mecanismos inconscientes, antes citados, recordemos: condensación y desplazamiento.Veamos juntos algunas de ellas, siguiendo el curso de dichos mecanismos:
Glosa nº2: Reprocho a Irma no haber aceptado aún la solución. Le digo: “si tienes dolores es exclusivamente por tu culpa”
Entre otras asociaciones Freud escribe: en la frase que a Irma dirijo en mi sueño advierto que ante todo no quiero ser responsable de los dolores que aún la aquejan. Si Irma tiene exclusivamente la culpa de padecerlos todavía, no puede hacérseme responsable de ellos. ¿Habremos de buscar en esta dirección el propósito del sueño?.
En la polisemia de la palabra “solución” se abre ya una de las cadenas significantes del sueño: solución inyectada, solución al padecimiento de Irma, solución a los trastornos mentales, que hasta entonces eran considerados orgánicos y que Freud está abriendo en ese momento su campo de acción: lo inconsciente.
Pregunta, que como toda pregunta, tiene ya una respuesta; interrogante, que como en el cuento de Edgar Allan Poe “La Carta Robada” (lectura muy recommendable), busca el escondite en no esconderse, de tal forma, que si omitimos la interrogación, Freud nos dice: habremos de buscar en esta dirección el propósito del sueño, esto es, no quiero ser responsable. ¿Y de qué no quiere ser responsable? ¿qué representan esos dolores de Irma?. Andemos un poco más.
Glosa Nº 3: Irma se queja de dolores en la garganta, el vientre y el estómago, y de una gran opresión.
Glosa nª 4: Está pálida y abotagada.
Glosa nª 6: La conduzco junto a una ventana y me dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las mujeres que llevan dentadura postiza.
Glosa nº 7: Por fin abre la boca
Algunas de las asociaciones de Freud en torno a estos pasajes son:
- (…) La opresión o el dolor de garganta y los dolores de vientre apenas si desempeñan papel alguno en la enfermedad de Irma. Me asombra pues la elección de síntomas realizada en mi sueño (….)
- Mi paciente (Irma) presenta siempre, por el contrario una rosada coloración. Sospecho que se ha superpuesto aquí a ella una tercera persona.
- El suceso del sueño me recuerda el reciente reconocimiento de una institutriz (…), que intentó ocultar que llevaba dentadura postiza. (….) La actitud de Irma junto a la ventana me recuerda de repente otro suceso. Irma tiene una íntima amiga, a la que estimo altamente. Una tarde que fui a visitarla, la encontré al lado de la ventana en la actitud que mi sueño reproduce. (….)Recuerdo ahora que los últimos meses he tenido razones suficientes para sospechar que también esta señora padece de histeria. Irma misma me lo ha revelado. Pero ¿qué es lo que de sus síntomas conozco? Precisamente que sufre de opresión histérica de la garganta, como la Irma de mi sueño. (….)Ahora recuerdo que he acariciado varias veces la esperanza de que también esta señora se confiase a mis cuidados profesionales; pero siempre he acabado por considerarlo improbable, pues es persona de carácter muy retraído. Se resite a la intervención médica, como Irma en mi sueño. (…..) A continuación se me muestra otra persona, a la que los rasgos restantes podrían aludir. No la cuento tampoco entre mis pacientes, ni deseo que jamás lo sea, pues se avergüenza ante mí, y no la creo una enferma dócil. Generalmente se halla pálida, y en una temporada que gozó de excelente salud engordó hasta parecer abotagada.(…)
Este es uno de los tramos donde mejor se vislumbra la actuación de la condensación en el sueño. A partir de las asociaciones, que Freud escribe en torno a estas glosas, aprehendemos que si bien Irma se presenta en apariencia como el único personaje femenino del sueño, es en realidad un collage hecho con características de otras tres mujeres: una amiga de Irma, una institutriz y su mujer. En la imagen de Irma se han condensado los afectos transferidos de otras representaciones. Y esta condensación sirve a la expresión disfrazada de una comunidad entre ellas: todas se resisten, se resisten a abrir la boca, esto es, a hablar en análisis. Resitencia que es también la del propio Freud frente a su descubrimiento, pues, no debemos olvidar que el sueño es siempre en referencia al soñante.
Otro ejemplo de este orden aparece en la glosa nº10: El doctor M está pálido, se ha quitado la barba y cojea.
Freud asocia: (…) el doctor M presenta a veces tan mal aspecto, que llega a inquietar a sus amigos. Los dos caracteres restantes (se ha quitado la barba y cojea) deben pertenecer a otras personas. Recuerdo ahora mi hermano mayor, residente en el extranjero, que lleva el rostro afeitado (…). Hace algunos días nos llegó la noticia de que un ataque de artritismo a la cadera le hacía cojear un poco.
Tiene que existir una razón que me haya hecho confundir en mi sueño a ambas personas en una sola. Recuerdo, en efecto, que me hallo irritadado contra ambas por un análogo motivo: el de haber rechazado una proposición que recientemente les hice.
Y ¿ qué rechaza Freud?, se pregunta él, pues, el trabajo del sueño, nos va ir mostrando, es una escenificación tipo Hollywood para poner en juego un pensamiento del soñante, o incluso su resolución, es decir, el único protagonista del sueño es siempre el soñante.
A lo largo del relato de este sueño y sus respectivas asociaciones, Freud repite e insiste que él no es responsable, y ¿de qué no es responsable?.
En esta parte del sueño entran en juego otros cuatro personajes: el hermano de Freud, el doctor M, y sus colegas médicos Otto y Leopoldo. El diálogo absurdo, en términos médicos, que mantienen el Doctor M y Otto cuando el primero dice: (Glosa nº15) “ No cabe duda; es una infección. Pero no hay cuidado , sobrevendrá una disentaría y se eliminará el veneno” es , nos dice Freud a través de profusas asociaciones, una burla hacia aquellos de sus colegas ignorantes del origen psíquico de los fenómenos histéricos.
Recordemos que en aquella época, y aún en la actualidad bajo el auspicio e interés de las grandes compañías farmaceúticas, se pensaba que las perturbaciones mentales tenían una causa orgánica, que existía degeneración neuronal, es decir, eran incurables, crónicas. Freud, médico neurólogo, es el primero que separa las alteraciones psíquicas de una causación orgánica. Imaginemos el revuelo en el colectivo médico, tan reacio al reconocimiento de lo psíquico, que su descubrimiento provoca.
De hecho, aún en la actualidad, enfermedades de origen psíquico como la depresión o la neurosis de angustia (mal llamada trastorno de ansiedad generalizada), reciben tratamiento farmacológico, que lejos de solucionar el problema, debemos decir que en el mejor de los casos sólo sedan al paciente, y en general lo enferman, ahora sí, de algo órganico.
En las glosas siguientes Freud nos dice:
Nuestro amigo Otto ha puesto recientemente a Irma una vez que se sintió mal una inyección con un preparado de propil, propilena, ácido propiónico. TRIMETILAMINA.
Y a continuación asocia: en mi sueño veo la fórmula química (…) y la veo impresa en gruesos caracteres, como si quisiera hacer resaltar su especial importancia (…) ¿Adónde puede llevarme la trimetilamina sobre la cual es atraída mi atención en esta forma?. A una conversación con otro amigo mío. (…) Por aquella época me había comunicado ciertas ideas sobre una química sexual, y, entre otras, la de que la trimetilamina le parecía constituir uno de esos productos. (…). Sospecho por qué la fórmula trimetilamina ha adquirido tanta importancia en el sueño. En esta palabra se acumula un gran número de cosas harto significativas. No sólo es una alusión al poderoso factor “sexualidad”, sino también a una persona cuya aprobación recuerdo con agrado (su amigo Fliess) siempre que me siento aislado en medio de una opinión hostil o indiferente a mis teorías.
Trimetilamina, sésamo del sueño, que encierra en sus asociaciones, el descubrimiento freudiano por excelencia: lo inconsciente reprimido, cuya materialidad es, como veíamos anteriormente, la sexualidad infantil reprimida, e insisto en destacar, porque de ese desvío se hizo teoría, que la sexualidad en psicoanálisis no se limita a lo genital, o dicho de otra forma, los animales no parlantes (que no hacen metáfora ni metonímia) tienen sexo mientras los humanos tenemos sexo y sexualidad, es decir, además de reproducirnos por sexuación hablamos, y este hecho trastoca incluso lo biológico, de tal forma que en el humano puede ocurrir, que aún no teniendo alteración orgánica alguna en su aparato reproductor, padezca de infertilidad. Y lo infantil reprimido es aquel lugar de nuestro discurso donde todos habitamos el delirio de la inmortalidad.
Entonces una interpretación posible sería:
“ No soy yo el responsable de la subversión que la teoría psicoanálitica introduce, no me responsabiliceis a mí, yo estoy libre de toda culpa, no soy yo es Otro: es mi inconsciente, es ese saber que hablá en mí sin yo saberlo”.
Interpretación que no se agota en un sentido, sino que más bien rompe el sentido anterior: el sueño no es, como se pensaba antes de Freud, un fenómeno aleatorio ni tampoco se refiere al porvenir.
jueves, 15 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 232
Lo somático que trabaja en lo psíquico es la pulsión.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 231
Nuestra vida depende de quien nos escuche.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 230
Nadie puede pensarse a sí mismo, luego esas certezas que tenemos acerca de nuestro hacer nunca son ciertas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 229
Escribo porque otros me enseñaron y lo agradezco.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 13 de marzo de 2012
DECIRES DE THOMAS ELIOT
«Los poetas inmaduros imitan; los poetas maduros roban; los malos poetas estropean lo que roban y los buenos poetas lo convierten en algo mejor».
domingo, 11 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 228
No me di cuenta que él, sin haberme contratado, me trataba como su psicoanalista, hasta que un día me asesinó.
El pago de los honorarios no sólo permite el análisis, también y sobre todo, calma la agresividad, la transforma en una frase, a la que siguen otras frases.
El pago de los honorarios no sólo permite el análisis, también y sobre todo, calma la agresividad, la transforma en una frase, a la que siguen otras frases.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 227
Los deseos sexuales infantiles (y decir infantil nada tiene que ver con experiencias infantiles, sino con el primer movimiento lógico de constitución de la sexualidad humana) carecen siempre de sentido social.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 226
No es que la realidad produzca la escritura, sino que la escritura produce la realidad.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
miércoles, 7 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 225
Si no hay solución tampoco hay problema.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 224
El humano es capaz de no escribir para que otros no aprendan de sus textos.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 6 de marzo de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 223
Esperar es obviar el engañoso afán del yo por concluir.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
miércoles, 29 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 222
Tomarse en serio es una forma de ceguera, pero es tal el empeño humano por creer en los vestidos de su conciencia, que transforma cualquier enseñanza en el mismo traje. Ejemplo: se dice que una de las máximas escritas por los siete sabios, a la entrada del templo de Apolo en Delfos, es "cónocete a ti mismo"; sin embargo, este imposible nunca fue defendido por la cultura clásica, en realidad, ese es tan sólo el comienzo de la máxima, el velo cae después: "conócete a ti mismo (gnothi sauton), i.e, conoce tu debilidad en contraste con el poder de los dioses", o dicho de otra forma menos literaria, aprende a tener mayores, vigila esa pasión nefasta del yo por acumular en sí la energía destinada al mundo, vive como el mortal que eres.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 221
El rencor es una forma de locura: nos encadena a un pasado inexistente.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
viernes, 24 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 220
La escritura tiene en común con el análisis que no crea sentido, no busca los porqués, sino que desrealiza, es decir, rompe cualquier significación previa y construye una combinación hasta entonces inexistente.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 219
La sexualidad en psicoanálisis no está en la experiencia sino en la palabra.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
viernes, 10 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 218
Ir en contra de algo o de alguien resta energía y jamás produce bien alguno. Para triunfar es necesario elegir bien a favor de qué o quién trabajar, así aparecen los cambios.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
miércoles, 8 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 217
Quien desprecia lo que tiene, no podrá avanzar.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 6 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 216
Cuando creemos saber cómo son las cosas, es cuando menos sabemos.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 5 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSIQUICAS 215
En psicoanálisis no se trata de construir un sentido sino de su desrealización.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 214
Cada vez que el adulto reprime los celos de un niño por sus hermanos, y reprimirle es no dejarle hablar, hace de lo pasajero, de lo accidental una permanencia que se repite e insiste en hacerse reconocer.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 213
Quien pretende impedir que otros estudien desconoce que no se transmiten contenidos sino el deseo de estudiar, que cada cual tendrá que hacer su propio aprendizaje, esto es, aceptar o rechazar transformarse con la enseñanza. Quien pretende impedir que otros estudien desconoce que cuando alguien desea aprender hasta las piedras educan y sobre todo, olvida, que nada hay tan atractivo como lo prohibido.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUCIAS 212
La soledad mata; y soledad es no tener con quien conversar.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
jueves, 2 de febrero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 211
Algo en mi sabe lo que yo no sé, y ese mi que desconozco es el faro más certero cuando obvio las certezas del yo, acepto acordar con otros, hago del día labor y dejo a ese mi que desconozco trabajar a mi favor.
Cada vez que desespero, creo en las voces del yo, me tomo en serio, es decir, deliro.
Cada vez que desespero, creo en las voces del yo, me tomo en serio, es decir, deliro.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 29 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 210
Lo que entorpece y degrada las relaciones afectivas son las exigencias idílicas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
miércoles, 25 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 209
No existe lo superado y tampoco se trata de ser mejor, sino de aprender a sumar formas nuevas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 208
La personas no tienen ser y cuando decimos saber quienes son, nos perdemos el conocerlas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 24 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 207
Sólo quien se analiza puede acceder a la teoría psicoanalítica, como sólo quien aprendé alemán puede leer libros en ese idioma.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
viernes, 20 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 206
La impaciencia está en relación con una agresividad vuelta sobre uno mismo, que en cualquier cambio de viento se desplaza al mundo. Estoy impaciente es, más bien, estoy agresivo.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 16 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 205
La angustia está en relación con una anticipación, con una moral acerca de cuándo deben producirse la cosas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
jueves, 12 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 204
Hacer, a pesar del azote del viento, seguir haciendo aunque truene el temporal, en eso consiste amar la vida.
Y hacer no es cualquier ocupación sino encontrar alegría en el hacer presente, es decir, entregarse.
Y hacer no es cualquier ocupación sino encontrar alegría en el hacer presente, es decir, entregarse.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 203
Si no hay salida, habrá que inventarla.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
martes, 10 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 202
Cada día es diferente quiere decir precisamente eso; y cuando no es así, nuestro acervo de energía está preso en relaciones fantásticas.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
lunes, 9 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 201
Tener qué pagar hace ganar dinero.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
FÓRMULAS PSÍQUICAS 200
No hay felicidad sin dinero y confundir el dinero con el billete empobrece.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 8 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 199
La comparación es una forma encubierta de la envidia, esa destructora: cada vez que nos comparamos con otros vivimos en la envidia, no tanto de la ajeno, sino de lo propio.
Etiquetas:
aforismos,
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
domingo, 1 de enero de 2012
FÓRMULAS PSÍQUICAS 198
En nosotros reside una tendencia que hace de lo nuevo algo viejo y de lo viejo algo perdido.
Etiquetas:
fórmulas psíquicas,
revista de psicoanálisis
JOYAS SUELTAS
Cuanto más "nerviosos" son dos hombres, tanto más pronto se darán motivos uno a otro para diferencias que los separan y cuyo fundamento negará cada cual con respecto a sí mismo con la misma seguridad con que lo afirmará para el otro. Este es el castigo de la insinceridad interior a la que permiten los hombres manifestarse bajo el disfraz de olvidos, actos de término erróneo y actos inintencionados, que sería mejor que se confesasen a sí mismos y confesasen a los demás cuando no pudieran ya dominarlos.
(Extracto de Psicopatología de la vida cotidiana. Sigmund Freud)
(Extracto de Psicopatología de la vida cotidiana. Sigmund Freud)
Etiquetas:
psicoanálisis,
revista de psicoanálisis
Suscribirse a:
Entradas (Atom)